Coria del Río es un municipio situado a orillas del Guadalquivir, con una población de 30.000 habitantes. En sus territorios, vivieron fenicios y tartesios, y su prosperidad y popularidad fue fluctuando tras la Reconquista cristiana a los musulmanes hasta llegar al siglo XVII.
En este siglo, el samurái Hasekura Rokuemon Tsunenaga, bautizado en España como Felipe Francisco de Fachicura, recaló en Coria del Río mientras realizaba una expedición diplomática por nuestro país llamada Keicho.
Un viaje histórico desde Japón a Sevilla
Todo comenzó en 1613, cuando una expedición diplomática japonesa llegó a España para establecer relaciones comerciales y culturales con el reino de Felipe III El Piadoso. La delegación, liderada por el embajador Hasekura Tsunenaga, servidor del noble nipón Date Masamune, viajó en un barco llamado San Buenaventura.
La expedición partió de Japón en octubre de 1613 y llegó a Acapulco, México, en enero de 1614. Allí se embarcaron en otro navío que los llevó a Veracruz, donde tomaron un tercer barco que los condujo a Sevilla. El viaje duró casi un año y medio y fue una auténtica odisea.
Al alcanzar la costa española en Sanlúcar de Barrameda en octubre de 1614, su ruta les llevó a navegar por el Guadalquivir, donde se alojaron en Coria del Río y en Espartinas.
La llegada de los japoneses causó una gran expectación en Sevilla, donde fueron recibidos con honores por las autoridades y el pueblo. Durante su estancia, visitaron la catedral, el Alcázar y otros monumentos. Tras su paso por Sevilla, Hasekura y su séquito cruzaron varias ciudades españolas en su recorrido hacia Madrid, donde esperaban tener una audiencia con el rey Felipe III.
Finalmente, el 20 de diciembre de 1614, la embajada nipona se pudo reunir con el monarca español y entablar las relaciones comerciales que habían motivado el largo viaje. Como muestra de compromiso y honestidad hacia el acuerdo, Hasekura fue bautizado en la fe cristiana en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, donde recibió el nombre de Felipe Francisco Hasekura, que en su transliteración desde el japonés de la época, se escribía como Fachicura o Faxicura.
El periplo de la misión japonesa por tierras españolas finalizó en Barcelona en 1615, desde donde se embarcaron hacia Roma para conocer al papa Paulo V.
El legado samurái en Sevilla
Tras abandonar nuestros territorios y continuar con su viaje para volver finalmente a Japón, no todos los miembros de la misión diplomática regresaron. Algunos de ellos, alrededor de 30, decidieron quedarse en España y se establecieron en Coria del Río, que les ofreció tierras y trabajo. Allí se casaron con mujeres locales y formaron familias. Sus descendientes adoptaron el apellido Japón, ante la dificultad de pronunciar y escribir los apellidos originales.
Hoy en día, y tal como se puede ver en el Instituto Nacional de Estadística, hay 674 sevillanos que llevan como primer apellido Japón, y 670 que lo llevan como segundo apellido. Pese a los más de 400 años transcurridos desde esta peculiar historia, muchas de las personas que se apellidan Japón mantienen un fuerte vínculo con la cultura japonesa y participan activamente en las actividades relacionadas con este hecho histórico.
Además, Coria del Río ha querido conservar el recuerdo de sus antepasados japoneses en sus calles, sus monumentos y sus fiestas. Por ejemplo, hay una estatua de Hasekura Tsunenaga en la Paseo Carlos de Mesa, obsequio de la prefectura de Miyagi, cuya capital es Sendai, donde Date Masamune vivía.
También se celebran cada año diversas ceremonias relacionadas con Japón, como el Toro Nagashi, la festividad del Hanami o la floración del cerezo y la Semana de la Cultura Japonesa, que ofrece una variada experiencia con gastronomía, música y desfiles.
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