Especial Sociedad | 20minutos cumple 20 años: repaso a fondo de los últimos años y una mirada al futuro

Por Susana Gozalo:

Todo era diferente cuando hace veinte años empecé mi andadura profesional en un diario de provincias de la costa levantina. Aún conservo la primera nómina que ingresé –en formato papel, por supuesto–. Llené mis maletas de sueños e ilusiones y puse rumbo a mi independencia, la misma que hoy persiguen con ahínco muchos de los millennials y centennials con los que comparto mesa de redacción. Jóvenes con los mismos anhelos por conquistar, pero ingresos más exiguos que los de antaño. A falta de saber qué suerte correrán los pandemials, su futuro preñado de incógnitas lo está también de enormes certezas.

"¡Cómo ha cambiado España! Se abrieron los armarios y volaron las polillas. Si echo la vista atrás, empoderar y sororidad son palabras que tiempo atrás jamás hubiera concebido usar en un texto"

Tres nuevas generaciones han llegado al mundo en las últimas dos décadas. Hijos de reformas educativas varias, nadie duda de las enormes oportunidades brindadas a la mayoría. Ajenos a las cartillas de lectura y escritura con las que crecimos muchos, es el suyo un horizonte digital diseñado ahora por la educación online, la telemedicina y el teletrabajo de sus mayores. Cuatro lustros atrás era habitual pasar los veranos en el pueblo de los abuelos, donde se compartían risas y adolescencias. Muchas pandillas de entonces sobreviven aún fruto de esa España que languidece –vacía o vaciada– y a la que [paradojas del destino] la pandemia ofrece una oportunidad de permanencia, consecuencia de un nuevo éxodo hacia lo rural marcado por la Covid-19. En esa España redescubierta a la fuerza por los más urbanitas resisten solo los ancianos. Esos a los que la sociedad denosta en público pero de los que se nutre en privado: de sus pensiones, de su tiempo y de sus sacrificios. ¡Cuántas familias han salido adelante durante estos años gracias a ellos!

Hace veinte años aún se fumaba en las redacciones por las que transité, dentro y fuera de ellas. En dos décadas he visto caer en el ostracismo social esa adicción maldita y a los fumadores adecuarse a su rol de proscritos. ¡Cómo ha cambiado España! Se abrieron los armarios y volaron las polillas. Los matrimonios se tiñeron del color del arcoíris con la normalidad propia de una sociedad madura. Si echo la vista atrás, empoderar y sororidad son palabras que tiempo atrás jamás hubiera concebido usar en un texto. Términos que han ido ganando presencia en la sociedad pero que, a la postre, carecen todavía de un significado real. Mientras las mujeres luchan por conquistar un espacio que debería corresponderles por equidad, la lista de las víctimas de la violencia de género avanza más veloz que la voluntad del mundo por desprenderse de un machismo imbricado en el corazón mismo de sus estructuras. "Empoderadas pero asesinadas", podría rezar la lápida de las 1.069 víctimas que esa otra pandemia se ha cobrado en España.

EN POSITIVO. Son tres los retos que habrá que conquistar en los años venideros. Nuestra supervivencia está supeditada a la capacidad de integrar a los migrantes. Su tasa de natalidad puede equilibrar la maltrecha pirámide poblacional. Junto a ellos, urgen políticas que prioricen a los jóvenes. En especial a los que entre ellos tienen algún grado de discapacidad o dependencia. Asignaturas difíciles pero no más que las que ya aprobamos en el pasado.