Mireia Belmonte se cuela en la final del 1.500, pero preocupa a un año de Tokio 2020

  • Diputará la final del 1.500 libre por baja de Katie Ledecky.
La badalonesa no termina de reencontrar las buenas sensaciones en Gwangju.
La badalonesa no termina de reencontrar las buenas sensaciones en Gwangju.
EFE
La badalonesa no termina de reencontrar las buenas sensaciones en Gwangju.

Mireia Belmonte no termina de arrancar en los Mundiales de natación Gwangju 2019. La badalonesa vive una de las competiciones más duras de su trayectoria tras quedarse fuera de las finales de todas las pruebas que ha nadado hasta ahora y su estado de forma comienza a sembrar dudas en este 2019 preolímpico.

El debut mundialista de Belmonte ya fue complicado, pues se quedó fuera de las semifinales de 200 metros estilos y de la final de 400 metros libres: “A primera hora de la mañana, aunque me he encontrado bien, me faltaba fuerza. En los 400 me he sentido mucho mejor", afirmó ante los medios.

El registro de 16:08.37 en los 1.500 del lunes y la consiguiente eliminación confirmaron el mal momento de la catalana. Fue novena muy lejos del subcampeonato mundial de Budapest 2017, donde paró el crono en 15:50.89, 18 segundos menos que en estos Mundiales.

“No estoy muy contenta porque me he quedado a un puesto de la final, pero aun así tengo que pensar en el 200 mariposa y mañana, que descanso, a coger fuerzas”, aseguró la nadadora nada más salir de la piscina. Sin embargo, la baja por enfermedad de la estadounidense Kate Ledecky, le hace meterse en la final de una de sus pruebas favoritas por tiempos.

Más nivel

Si bien es cierto que la inclusión de los 1.500 en el programa olímpico para los Juegos de Tokio 2020 ha hecho subir el nivel de la prueba, Mireia y su entrenador Fred Vergnoux ya anticiparon que la preparación para la cita coreana no fue la óptima.

La nadadora decidió hacer un alto a finales del año pasado para recargar pilas y, sobre todo, pasar página tras un 2018 para olvidar. Fue una temporada aciaga, marcada por los vértigos que lastraron sus resultados en los Juegos Mediterráneos de Tarragona 2018 y que, unidos a otros problemas físicos, le obligaron a renunciar al Europeo de Glasgow.

Al igual que hicieran otras nadadoras como la leyenda de la artística Ona Carbonell y la waterpolista Maica García, Belmonte fijó el parón con la prioridad de conseguir “una desconexión total” y volver con el cuerpo descansado y la mente despejada.

Sin continuidad

Mireia volvió a lanzarse al agua a principios de año. Lo hizo con la fuerza y la ambición de una novata y también dio un puñetazo sobre la mesa en el Meeting Internacional de Marsella disputado en marzo. No obstante, los continuos contratiempos de los últimos siete meses le han impedido trabajar con continuidad y no le han permitido llegar al 100% a Gwangju, pues ha nadado con tres meses menos de entrenamientos de los necesarios.

En los 1.500 Belmonte se sintió “mejor que el primer día” y se centra en sus próximos objetivos del Mundial, que pasan en primer lugar por los 200 mariposa, prueba en la que la española logró la triple corona tras conquistar el oro en Budapest 2017.

La badalonesa iniciará la defensa de su corona mundial esta madrugada en las pruebas preliminares y tratará de meterse en las semifinales de la tarde. Si vuelve por sus fueros luchará por las medallas en la madrugada del jueves al viernes.

Aún le quedarán los 800 metros libres y los 400 estilos, dos pruebas en las que puede pelear por las medallas si nada al nivel que nos tiene acostumbrados.

En cualquier caso, lo más preocupante es que Mireia sigue sin reencontrar sus mejores sensaciones y solo falta un año para Tokio 2020.

Los registros

La cara de Mireia Belmonte tras las diferentes pruebas mundialistas en las que ha participado dicen más que sus propias palabras. El primer gran chasco se produjo en los 200 estilos, donde firmó una marca de 2:14.93 que le dejó fuera de las semifinales y le llevó hasta el 21º puesto del ranking. Además, supone su peor registro en esta prueba de la última década.

La catalana se sintió mejor en los 400 libres, pero nadó incluso más lenta que en el Open de Sabadell disputado en abril y su 4:10.82 le apartó de la lucha por las medallas.

El mal momento de la catalana se confirmó en el 1.500, donde paró el crono en 16:08.37 pese a ser una de sus pruebas favoritas.

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