Garbiñe Muguruza, 109 días de caída a los infiernos

  • La tenista española se hunde en el ránking WTA y no gana desde el 31 de mayo.
  • En el torneo de Osaka ha sido eliminada en primera ronda por la tailandesa Su-Wei Hsieh.
Muguruza, en Roland Garros
Muguruza, en Roland Garros
EFE
Muguruza, en Roland Garros

Garbiñe Muguruza no es ni la sombra de la tenista que llegó a tocar la cima del tenis mundial. Hay que irse al pasado 31 de mayo, hace 109 días, para ver la última victoria de la española y no es una cuestión de superficies, de torneos o de rivales: sean del ‘top 10’ o de mucho más atrás, Muguruza no es capaz de quitarse de encima la losa de las derrotas. Desde la tercera ronda de Roland Garros, cuando ganó a Elina Svitolina por un doble 6-3, no ha vuelto a ganar.

El cambio de entrenador no ha surtido efecto. Tras ser noticia más veces por sus derrotas y sus discusiones en pista con Sam Sumyk llevaron a un divorcio que ya llevaba escrito durante mucho tiempo en la mente de los seguidores de la hispanovenezolana.

Ponerse en manos de especialistas en preparación física y mental, en un nuevo sistema de entrenamiento para ayudarle a recuperar su mejor tenis, de momento tampoco. En pleno proceso de reforma de su tenis, Muguruza no levanta cabeza, mientras Sumyk ha aceptado hacerse cargo de la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, que ronda el puesto 40.

En Osaka ha sumado su cuarto torneo consecutivo en el que no pasa de primera ronda. Su verdugo ha sido una semidesconocida para el gran público, la tailandesa Su-Wei Hsieh, que ocupa el número 33 del ránking. Y, por lo visto en el partido, todo apunta a que es un problema más mental que físico.

El marcador lo dice todo: 3-6, 7-6 y 6-1. A Garbiñe le duró el aguante hasta la mitad del desempate, después de tener dos bolas de partido. Ahí desconectó y, tras ganarle el primer punto del tercer juego a su rival, se dejó ir.

En lo puramente tenístico, a la oriunda de Caracas se le atragantó el saque. Lo cedió seis veces, las mismas que su rival, pero la diferencia estuvo en el segundo servicio: sólo logró un 42% de puntos. Este dato es especialmente duro para ella, ya que esta era una de sus principales armas en el pasado.

¿Qué le ocurre a Muguruza? Nadie es capaz de decirlo de manera segura. El momento de forma que atraviesa es el más bajo de su carrera profesional con mucho, y no parece que vaya a arrancar. Hundida en la carrera (ocupa el puesto 26, pero caerá más el próximo lunes), todo apunta a que 2019 va a ser su peor año en el último lustro en la WTA. En 2018 acabó la número 18, después de ser 2 en 2017, 7 en 2016 y 21 en 2014, su primer año de explosión.

Especialmente pobre ha sido su botín en Grand Slams en 2019. Eliminada en cuarta ronda en el Open de Australia y Roland Garros, y en primera de Wimbledon y el US Open. Mirando el resto de torneos, también ha caído a las primeras de cambio en Cincinnati y ahora en Osaka, lo que supone un auténtico varapalo para una tenista que hace no tanto era favorita cada vez que pisaba una pista.

El calendario de Garbiñe Muguruza, salvo que decida renunciar a alguno, pasa ahora por Wuhan y luego por Pekín, en una gira china en la que se embarcó con la intención de recuperar el buen tono físico y mental.

Tenía previsto ir también a Hong Kong, pero la situación allí ha hecho pensárselo dos veces. Anabel Medina, que se incorporó al equipo de Muguruza en Cincinnati, será fundamental no sólo para intentar salvar la temporada para ella, sino para acabar el 2019 a la alza. La capitana española de la Copa Federación es uno de los apoyos clave para Garbiñe, que siempre ha hablado de Medina como una figura clave en los momentos más críticos de su carrera, incluso cuando las cosas le iban bien en los ya lejanos años 2016 y 2017.

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