Simeone - Joao Félix: una relación irreparable

Joao Félix y Simeone.
Joao Félix y Simeone.
Agencia EFE
Joao Félix y Simeone.

La salida de Joao Félix del Atlético de Madrid era un secreto a voces que, de hecho, ha tardado más tiempo del que muchos esperaban en concretarse. La mala relación con su entrenador, Diego Pablo Simeone, ha terminado por explotar este curso, y desde el club rojiblanco sabían que sería insostenible mantener una situación insoportable para sus protagonistas. Finalmente, el portugués ha tensado la cuerda para encontrar una salida, al Chelsea, en una cesión de medio año que apenas ofrece soluciones y deja todavía muchas incógnitas abiertas.

El propio Gil Marín, harto de la polémica y del revuelo montado en el seno de su afición en torno al conflicto, aprovechó el descanso de un partido de Portugal durante el Mundial de Qatar para anticipar lo inevitable: "Tiene el nivel máximo mundial, pero la relación entre el míster y él no es buena, ni su motivación. Lo razonable es pensar que sale, aunque me encantaría que siguiera, pero esa no es la idea del jugador". Sin embargo, que se trate de una simple cesión, y de seis meses, abre la puerta a encontrar soluciones alternativas a una venta. 

La relación y convivencia entre la estrella portuguesa del futuro y el técnico argentino se remonta a la misma concepción de su fichaje. Simeone nunca consideró a Joao Félix como el sustituto ideal de Antoine Griezmann, que dejó aquel verano el Atleti para unirse al Barça en una operación ruinosa para ambos equipos. A pesar de su precio (el más caro de la historia del Atlético con 127 millones) y de las expectativas, el 'Cholo' no pudo o no supo sacar lo mejor del atacante luso en los cuatro años siguientes, aunque buena parte de la cuota de responsabilidad del rendimiento de Joao Félix recae en él mismo.

Sus estadísticas y títulos ganados no mienten, y un historial de lesiones demasiado extenso para un futbolista de su edad tampoco ayuda. Antes del Mundial, apenas acumulaba 31 goles y 18 asistencias en 126 partidos con los colchoneros, y sumaba 32 partidos perdidos y casi 269 días de baja en un total de nueve lesiones, contando una de tobillo que arrastró durante meses y derivó en su paso por quirófano. En todo este tiempo, apenas una Liga, en la que fue protagonista hasta que apareció justo esa lesión.

Independientemente, la frustración de Joao Félix en muchas fases de su estancia en el Metropolitano ha llegado a tener cierta justificación. Joao Félix no acostumbra a jugar donde le gustaría, donde es más peligroso y se siente más útil. En cambio, el Atlético de Madrid del 'Cholo' plantea los partidos desde el bloque bajo, la retaguardia, alejando a todos sus elementos ofensivos de tres cuartos de campo. Muchos metros por recorrer, mucha implicación defensiva, mucha intensidad más allá de la calidad individual. Una fórmula del éxito cholista cada vez más cuestionada por la parroquia rojiblanca, dicho sea de paso. 

Ese ha sido seguramente el principal problema entre el portugués y Simeone, con la preocupación de la afición de fondo, dividida muchas veces entre el prometedor nuevo ídolo y el mejor entrenador de su historia. El argentino ha dejado de darle oportunidades desde su llegada, lo que ha derivado a su vez en una desgana impropia de un jugador tan joven, desconectado del equipo y de sí mismo. Por eso, a Simeone no le ha temblado la mano cuando ha considerado necesario mandarlo al banquillo con el paso de los partidos y las lesiones

Así, poco a poco, se han ido dando más momentos tensos de los que le gustaría a la afición 'india'. Simeone le ha dejado varias veces en el banquillo para salir muy pocos minutos como suplente, o le ha sustituido sin pensarlo. A cambio, Joao no ha dejado de protagonizar gestos evidenciando su enfado cada vez que dejaba el campo, realizando desplantes delante de las cámaras, marchándose al vestuario o tirando su peto tras calentar y no salir. En un derbi, el calentón de su sustitución le hizo patear los asientos del banquillo mientras gesticulaba contra su entrenador. 

Dada la situación, la pasada campaña el 'Cholo' optó por dosificar los minutos de Joao Félix para procurar tener a todas las partes contentas y aparentar la mayor normalidad posible. No hay que olvidar la influencia que tiene el agente del jugador, Jorge Mendes, y la relación con la directiva rojiblanca. Sin embargo, el problema se ha enquistado y ha seguido empeorando. Ni uno ha conseguido unir talento y regularidad, ni otro ha sabido gestionar el ego del futbolista ni inculcarle los valores y principios de la filosofía cholista, que puso al equipo en la élite europea pero está cada vez más cuestionada.

Ahora, Joao Félix se marcha para seis meses, en lo que parece una decisión desesperada para eludir un problema ineludible que volverá a atormentar a Cerezo y Gil Marín en verano. El problema de Joao en el Atleti es Simeone, y el ‘Cholo’ sigue teniendo años de contrato en vigor. Por lo tanto, o el Atlético está ganando tiempo para encontrar compradores y revalorizar al 'Menino de Oro', o Simeone ya ha planteado su posible salida el próximo verano (se ha llegado a hablar incluso de Luis Enrique como sustituto). Dos posibles explicaciones para un movimiento extraño de la directiva atlética, que queda ahora a la expectativa de ver el rendimiento de Félix en Inglaterra.

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