De acuerdo a la información publicada por el periódico nipón Nikkei, el fabricante de coches japonés Nissan, hasta ahora presidido por Carlos Ghosn, ha anunciado este jueves su cese, motivado por su detención acusado de un fraude fiscal que alcanza hasta 39 millones de euros. El empresario, no obstante, mantiene su puesto en la francesa Renault, aunque sustituido provisionalmente, y al frente de Mitsubishi motors.

Mientras, Ghosn permanece recluido en un centro penitenciario a las afueras de Tokio, a la espera de que su caso progrese; según la ley japonesa, el franco-brasileño podría afrontar una pena de hasta diez años de cárcel y una multa de unos 77.600 euros.

A Carlos Ghosn se le atribuye el reflote de Nissan Motors desde que, en 1999, se acercaba a su quiebra. Además, fue el impulsor de la alianza que une a las tres empresas que hasta hace muy poco presidía: Nissan, Renault y Mitsubishi Motors.

Por ahora, Renault ha optado por mantenerle en su presidencia, aunque ha nombrado una dirección provisional; una decisión intermedia que choca con las peticiones del gobierno francés de apartarle del cargo.

Mitsubishi Motors, por otro lado, no ha tomado acciones aún, aunque este lunes la compañía anunciaba que propondría su destitución.

Ghosn cuenta con el apoyo explícito de Líbano, país del cual es ciudadano (Ghosn tiene triple nacionalidad: francesa, brasileña y libanesa). Precisamente, su gobierno ha ordenado a su embajada en Tokio que le preste asistencia legal, al tiempo que su ministro de exteriores declaraba que "es un ciudadano libanés conocido que representa el éxito de la diáspora libanesa".