Consejos de los habitantes de Wuhan para que frenes el coronavirus como ellos

Dos viandantes cruzan un puente sobre el río Yangtsé en Wuhan
Dos viandantes cruzan un puente sobre el río Yangtsé en Wuhan
EFE
Dos viandantes cruzan un puente sobre el río Yangtsé en Wuhan

Los residentes de Wuhan han vuelto a las calles y la ciudad, a los atascos, pero la prevención todavía sigue y seguirá siendo máxima ya que con la entrada de nuevas normativas sus ciudadanos están obligados a llevar mascarillas, códigos sanitarios en los móviles y guardar la distancia de seguridad entre ellos para evitar un rebrote del coronavirus que les ha confinado 11 semanas.

Cada vez son más quienes se animan a pasear, hacer recados y consumir en las calles de esta urbe de 11 millones de habitantes que este miércoles recuperó su libertad tras más de dos meses completamente sellada. En un vídeo producido por Meiqing Guan, del servicio chino de la BBC, y por Grace Tsoi.

"Espero que la gente pueda aprender de Wuhan para que otros no tengan que sacrificar tanto y se cometan menos errores", comienza diciendo en el vídeo una joven con mascarilla.

Otros testimonios aseguran que "los recuerdos de los meses de confinamiento son buenos y horripilantes a la vez", "lo mejor que puedo recordar es que ha sacado lo mejor de nosotros. Más que recordar el encierro como un sacrificio, prefiero verlo como un esfuerzo en el que todos los que se han quedado en casa han contribuido contra esta pandemia".

Destaca el de una joven que recuerda que no se lo tomó muy en serio al principio hasta que empezó a ver cómo faltaban suministros y cómo pacientes no podían ser atendidos en hospitales. Otra recuerda que los casos solo comenzaron a bajar cuando los servicios sanitarios de la ciudad recibieron ayuda, en forma de apoyo de personal médico masivo en el caso de Wuhan.

Entre lo más memorable que recuerdan está el hecho de que las semanas de confinamiento sacaron lo mejor de cada vecino. Los testimonios muestran cómo a solidaridad creció para hacerse la vida más fácil. Cocinar o acercar la compra a un vecino se convirtieron en actividades cotidianas que acercaron más a las personas y les fortaleció para seguir adelante.

Entre lo que les ayudó a llevar mejor el confinamiento están los testimonios que apuntan a hablar más con sus familiares y allegados es básico. También evitar choques en aquellas parejas obligadas a permanecer las 24 horas de cada día juntas durante meses. También es imprescindible aprender a separar el trabajo de la vida personal si teletrabajas desde casa. "Si no el trabajo te volverá loco", cuenta uno de ellos.

"Lo que estamos viendo (en el resto del mundo) nos recuerda a lo ocurría aquí a finales de enero y principios de febrero. Puedo entender su desesperación, pero deben entender que la cuarentena no trata de quitarte tu libertad, e un método científico para que puedas recuperar tu libertad lo antes posible. Solo podremos estar mejor cuando todo el mundo supere esta pandemia".

Así es el Wuhan 'poscoronavirus'

En la calle Lihuangpi, que forma parte de la antigua concesión colonial de Hankou, un empleado acaba de subir la persiana de la cafetería en la que trabaja. Adornada con motivos modernistas europeos, este café solía dar cobijo a miles de personas que lo abarrotaban hasta bien entrado el día. Aunque el establecimiento no está oficialmente abierto, ya es posible entrar y tomarse algo dentro.

"Cuando todo vuelva a la normalidad, la gente volverá a consumir como de costumbre. Creo que la gente joven no tendrá traumas ni nada por el estilo, pero para la gente más mayor va a ser diferente", comenta el empleado.

Uno de sus clientes hoy es Joshua, un británico que vive en Wuhan y que se quedó encerrado en la ciudad durante los dos meses de confinamiento.

Ahora su comunidad de vecinos le permite salir dos horas cada día, momento que ha aprovechado para montar en bicicleta, airearse y tomarse un café en uno de sus sitios predilectos.

"He tenido suerte, la comunidad de vecinos en la que vivo ha sido muy amable conmigo, han estado pendientes de mí", relata tras pedir un cenicero y encenderse un cigarrillo.

Cuenta que ha sido muy duro estar aislado, lo cuál le llevó a la desesperación varias veces, en parte por ser el único extranjero en el edificio donde vive.

Antes de que la ciudad cerrase el pasado 23 de enero, él y su amiga china salían con el coche para tratar de comprender la situación: "Conducíamos cerca de los hospitales, no debíamos pero queríamos enterarnos. Uno de mis miedos era que no querría ir a ninguno. ¿Dónde iba a ir si tenía algún problema?", indica.

Videojuegos, libros y gimnasia casera fueron su salvación: "Quedarse sentado 23 horas al día no ayuda, desde luego. La clave era estar ocupado para no pensar en que no eras capaz de no hacer nada. El estrés de no poder salir, de no socializar es malo para cualquiera", añade.

"También ha habido cosas positivas. Este tiempo me ha hecho pensar en las cosas que quieres en tu vida y las que no", dice.

Joshua cree que su tiempo en Wuhan acabará pronto: "Llevo cinco años aquí y ha llegado la hora. La ciudad ha cambiado mucho en este tiempo, ha estado en construcción desde entonces. Mis planes pasan por estudiar un máster sobre negocios en Shanghái. Pekín ha puesto mucho dinero en Manchester, así que quizá las oportunidades estén ahí, en casa", reflexiona.

Cree que va a ser difícil para Wuhan: "Nadie querrá venir aquí. Hablo de extranjeros, por ejemplo, los que trabajan en centros de idiomas como yo. Para mí esto ahora es bueno. Doy clases por internet y me pagan 200 yuanes (unos 28 dólares) por media hora. ¡No hay nadie más que pueda hacerlo!", exclama con una sonrisa.

"La normalidad va a tardar en llegar aquí. Tengo amigos chinos que dicen que en las próximas semanas solo van a salir para comprar algunas cosas", agrega.

Vuelve a haber atascos en la ciudad

"Esta comunidad no tiene contagiados, pero eso no significa que haya cero riesgos. Prepare su código QR verde para usar el transporte público y mantenga la distancia social", explica un cartel azul sobre una de las vallas amarillas que todavía impiden que la gente salga de las comunidades de vecinos.

No obstante, algunas de estas vallas han abierto los candados y ya se puede ver a gente entrando por ellas pese a que oficialmente solo se puede acceder al complejo residencial por la puerta principal tras pasar el pertinente control de seguridad.

El tráfico también ha regresado en muchos puntos de la ciudad, como en la avenida Dazhilu, donde el trasiego de bicicletas, peatones y automóviles que no dejan de increparse unos a otros es ya habitual.

También han abierto las tiendas de las compañías de telefonía, donde la gente espera largas colas para poder hacer sus trámites, así como los puntos de venta de las tecnológicas Apple, Vivo o Huawei.

En una de ellas, un empleado sale del interior para colocar en primera plana el anuncio de un nuevo modelo de teléfono equipado para usar las redes 5G.

Otras personas simplemente pasean a sus perros, se toman fotos, piden comida para llevar o salen a caminar y hacer estiramientos por la rivera que da al río Yangtsé, hasta hace unos pocos meses uno de los principales centros turísticos de la ciudad.

También se ha conocido esta semana que, durante el primer día de levantamiento de las restricciones en Wuhan, 620.000 pasajeros utilizaron el transporte público de la ciudad.

Según la agencia estatal de noticias Xinhua, la demanda de los servicios de autobús, barco, taxi y metro sufrió un incremento marcado durante el 8 de abril, tras 76 días de cuarentena.

Durante el mismo día, unos 52.000 pasajeros salieron de Wuhan en tren, avión o autobús, mientras que otras 31.000 entraron a la ciudad.

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