Los frentes abiertos del PSOE: los socialistas, ante su crisis más aguda en varias décadas

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, atiende a los medios antes de la reunión.
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, atiende a los medios antes de la reunión.
EFE/Zipi
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, atiende a los medios antes de la reunión.

El Partido Socialista Español se asemeja a un barco zozobrante que navega por aguas turbulentas. Sin capitán, con parte de la tripulación en abierto motín y sin saber a ciencia cierta si virar a babor o a estribor. El fiasco electoral en los comicios europeos del pasado 25-M fue un primer aviso de la tormenta que se avecinaba. Pero hay más.

Los socialistas –que llevan años perdiendo poder político efectivo tanto a nivel nacional como autonómico y local– atraviesan uno de los momentos más espinosos de su historia reciente, con un puñado de frentes de guerra abiertos que enfrentan a militantes de base con la cúpula, a partidarios de la república con defensores de la monarquía y a federalistas con centralistas.

El PSOE se abre en canal en los medios. Peleas indisimuladas por el poder, dimisiones de apellidos notables, apoyos de los 'viejas espadas' a posibles candidatos que traigan la esperada "renovación"… Todo en una formación necesitada de nuevas ideas y nuevos líderes que insuflen esperanza en la militancia y en los potenciales votantes.

La crisis que atraviesa el PSOE no es exclusiva de los socialistas españoles; en Francia, el PSF ha vuelto a la insignificancia anterior a Mitterrand, y en Grecia el otrora todopoderoso PASOK ha sido casi barrido del mapa. La crisis de la socialdemocracia no es tampoco un lugar común reciente en el debate politológico. Hace años que se habla de ella, que se analiza y que se buscan soluciones ideológicas que contrarresten la anemia en el discurso.

El PSOE emprende ahora, forzado por una coyuntura y un horizonte poco halagüeños para sus intereses, este proceso de renovación que tantos en público y en privado solicitaban. Estos son todos los obstáculos que afronta el partido después de que su 'primero de abordo', Alfredo Pérez Rubalcaba, anunciara que se queda en tierra.

¿Monarquía o república?

El anuncio de abdicación del rey Juan Carlos, además de generar un amplio debate social y político, ha sorprendido a los socialistas con el pie cambiado. En el espectro de la partitocracia actual, existen partidos que, respecto a la forma de Gobierno, son claramente republicanos (IU, Podemos, ERC); otros, en cambio, parecen sin duda más cerca de posiciones monárquicas (PP, principalmente).

El PSOE es, quizá, el más indefinido de todos. Su tradicional 'alma republicana'expresada públicamente por parte de la juventud de la formación– choca con el realismo posibilista de sus representantes electos en el Parlamento, que han apoyado –salvo la excepción de Odón Elorza y, presumiblemente, de Guillem García Gasulla– la ley de Abdicación, y que apoyarán la proclamación como rey del todavía príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

Un debate interno que enfrenta a los 'popes sagrados' –Felipe González se ha pronunciado a favor del continuismo monárquico, al igual que Rubalcaba– con parte de la militancia y algún 'verso suelto', que prefiere que se abra un debate profundo, pues entienden que el Pacto de la Transición, que los socialistas apoyaron en su momento, está agotado y la sociedad española demanda un cambio de rumbo.

¿Quién liderará el PSOE en los próximos años?

¿Quién será el próximo secretario general del partido? ¿Cómo se elegirá? ¿Y al candidato a las próximas elecciones? El anuncio de retirada de Rubalcaba ha abierto la veda. En principio sonó la candidatura de Susana Díaz, presidenta de Andalucía, comunidad fetiche para los socialistas (unas de las pocas que aguantó la sangría de las europeas). Pero Díaz se ha retirado de la batalla.

Las quinielas, pues, están todavía abiertas. En las apuestas, algunos políticos que llevan años sonando para dirigir la formación, como Carme Chacón, Patxi López (aunque ambos han renunciado a presentarse a la secretaría) o Eduardo Madina, uno de los grandes aspirantes, pero también otros nombres menos conocidos, como Juan Moscoso, Pedro Sánchez o Joan Mesquida.

Por el momento, ningún dirigente socialista se ha postulado formalmente como posible relevo de Pérez Rubalcaba, pero la delicada situación del PSOE –ya desde las últimas generales de 2011– ha contribuido a que sonaran numerosos candidatos para sustituirlo. La duda ahora es si la lucha por liderar a los socialistas se producirá en el congreso extraordinario de julio o si algunos de los mencionados esperarán a que se convoquen las primarias.

Los líos autonómicos: la cuestión de Cataluña

El debate soberanista en Cataluña y la postura oficial del partido sobre el llamado 'derecho a decidir' del pueblo catalán un futuro político al margen de España, es otro de los quebraderos de cabeza que afronta el PSOE. Este miércoles, Pere Navarro, secretario general de los socialistas catalanes, ha anunciado su dimisión.

El partido en esta comunidad está dividido entre los que coquetean con las posturas favorables a un referéndum secesionista y aquellos que supeditan la doctrina a lo que decida el Comité Ejecutivo. En este sentido, hay voces –como la del diputado Ramón Jáuregui o el propio Navarro– que piden cambios constitucionales para adecuarse a la realidad política y adaptar la arquitectura del Estado de las Autonomías a los nuevos tiempos.

No es el único frente autonómico abierto en el PSOE. Los 'barones', figuras provinciales de calado tradicionalmente muy poderosas en el partido, han perdido su pugna por colocar a Susana Díaz al frente del partido. Entre aquellos que se posicionaron a favor de la presidenta andaluza están el líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig, o el de los madrileños, Tomás Gómez, que ha experimentado los peores resultados del partido en Madrid en toda su historia.

Cómo afrontar las generales de 2015

A la dimisión de Pere Navarro, hay que sumar otros dos abandonos de gran peso en el partido. El primero, el del líder en los últimos años, Pérez Rubalcaba, que anunció su intención de retirarse –y convocar el congreso extraordinario- tras los malos resultados obtenidos en las europeas. Pocos días después, otro histórico del partido –el que fuera lehendakari del Gobierno vasco, Patxi López– también dijo públicamente que se retiraba.

El PSOE necesita encontrar pronto un líder de consenso, respaldado por la base del partido y que encarne, de cara a los militantes, una renovación radical sin zonas oscuras. En 2015 hay elecciones generales y los aprietos del bipartidismo, escenificada en los comicios al PE, podrían desembocar en una crisis profunda que trastoque la naturaleza del mapa político. Como dice uno de los precandidatos a primarias socialistas, Juan Moscoso, "el futuro no está escrito".

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