El pleno del Congreso de los Diputados ha aprobado por una amplia mayoría el proyecto de ley que regula la abdicación de Juan Carlos I, que hace posible que el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, sea proclamado la próxima semana como nuevo rey de España.

De los 350 diputados han votado 341, de los cuales 299 han dicho "sí", 19 han dicho "no" y 23 se han abstenido. La Cámara Baja ha rechazado asimismo las enmiendas de los grupos de izquierda, que abogaban por abrir un proceso de consulta ciudadana para resolver el debate sobre el modelo de Estado. Aunque el debate y el resultado estaba prácticamente decidido de antemano, esta controversia sí está viva entre la ciudadanía.

20minutos ha consultado a casi cuarenta personalidades representativas de los distintos ámbitos sociales (juristas, catedráticos, escritores, profesionales, colectivos sociales, artistas y deportistas), que se pronuncian sobre el debate abierto entre si debería haber una consulta al pueblo español para elegir el modelo de Estado o debe ser el Parlamento el que lo decida.

Y de las respuestas se desprende que la posición mayoritaria en el Congreso –evitar una consulta popular– no corresponde con la opinión de la calle, ni tampoco con la de los distintos representantes sociales consultados por este periódico. Entre las personalidades de distintos ámbitos sociales consultados también hay una ligera mayoría entre los partidarios de celebrar un referéndum entre monarquía y república sobre los detractores.

Para Manuel Pardos, presidente de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros, "la monarquía de Juan Carlos y la Constitución que la sostiene han impuesto a todos los españoles un sistema de democracia limitada, que tiende a reducir la participación ciudadana a un mero formalismo de voto", por lo que "más temprano que tarde deberá tener lugar un referéndum".

Esa misma idea apoya Manuel Illueca, Profesor de Economía Financiera en la Universitat Jaume I, que afirma que "en democracia, el pueblo debe ser dueño de su propio destino", cosa que reitera Marina Subirats, catedrática emérita de Sociología y Exdirectora del Instituto de la Mujer, que además de apoyar una consulta, recuerda que "la monarquía fue impuesta por Franco y sería conveniente que su legitimidad se derivara de un pronunciamiento explícito del pueblo".

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Los profesionales que consideran que el pueblo sí debería poder elegir su forma de Estado creen que no hay que tener miedo a escuchar la voluntad de los ciudadanos. Al respecto, la Coordinadora 25-S, que agrupa a diferentes colectivos sociales, había convocado una concentración de protesta en la plaza de Neptuno bajo el lema 'Rodea el Congreso'. Finalmente, han acudido unas decenas de manifestantes.

Otras personalidades sociales de entre las consultadas apuestan, en cambio, por seguir los cauces previstos y rechazan el referéndum porque, según dicen, el país no está ahora para más divisiones. Inocencio Arias, diplomático español y embajador de la ONU, lo tiene muy claro: no debería haber una consulta, "tajantemente, no. El país no está para introducir en 2014 algo que ha de ser inevitablemente divisorio e inestabilizador".

Para el periodista experto en casa real Jaime Peñafiel "primero tendrían que enmendar la Constitución y reformarla, y después hacer un referéndum, pero hoy por hoy, mientras exista nuestra Constitución tenemos que conformarnos con lo que tenemos". Tampoco está de acuerdo con la consulta Carlos Sainz, expiloto profesional de rally. Para Sainz "hasta ahora todo ha ido bien" y "hemos pasado por momentos complicados que el rey ha sabido sacar adelante, por lo que no viene al caso hacer una consulta".

Sí existe un deseo más o menos generalizado de que el próximo rey Felipe VI mejore la imagen de la Monarquía y evite caer en errores que la desprestigien. Las peticiones sobre por dónde debería ir el reinado de Felipe VI van desde los que apuestan por una mayor justicia social, a los que reclaman un incremento de la transparencia de la casa real, pasando por los que le instan a que se regule, en un futuro, una consulta para que el pueblo pueda elegir su modelo de Estado.

Para la periodista Ana Pastor la corona debería hacer "lo mismo que se le demanda a poderes públicos, partidos políticos... un gesto real de transparencia". Rafael Matesanz, presidente de la Organización Nacional de Transplantes, el futuro rey Felipe VI debería "instar a los partidos políticos a la reconsideración global del sistema, incluyendo la Constitución".

Para el exmagistrado de Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín, "es evidente que la cuestión reviste especial trascendencia", una condición que la propia Constitución (artículo 92.2) para convocatoria de un referéndum. Cree que "es más democrática la elección que la sucesión biológica" y apunta a que el deterioro de la Corona "se produjo por comportamientos personales del rey y algún miembro de su familia".

Asimismo, opina que "este país no puede asentarse políticamente sobre las imposiciones de los herederos de los vencedores de la guerra civil" y que el nuevo rey "debería hacer algún gesto hacia los vencidos; olvidarlos es renunciar a la verdad la justicia y la reparación". Martín Pallín, republicano "porque sus valores son producto de la Ilustración y de la Revolución Francesa", cree que una verdadera revolución, más que por un relevo generacional en las instituciones, "pasa por un acatamiento de las leyes por parte de los mercados y grandes empresas".

Por su parte, Luis Frontela Carreras, forense y catedrático de Medicina Legal, admite que se abstendría en un hipotético referéndum y que, probablemente, una consulta "sería un gasto y algo no muy agradable en esta situación". Además, cree que "hay una sensibilidad mayoritaria hacia la monarquía" y que con la llegada del nuevo rey es posible que se frenara el deterioro de la institución.

Frontela opina que el cambio en la Corona debería traer otros "importantes en los sindicatos y empresas" y que el nuevo monarca debería poner sobre la mesa "unos pilares fundamentales", como defender la unidad del país, eliminar la corrupción o hacer una reflexión de las autonomías en cuanto a sus funciones.