El asombro ha corrido por las redacciones periodísticas en las últimas horas. Carlos Franganillo deja el prestigio de Televisión Española para instalarse en un Telecinco que quiere cambiar y quiere visibilizar que está cambiando más allá de retirar Sálvame.
La pregunta es hacia dónde quiere evolucionar. Y Franganillo puede ser una buena respuesta. Pero en televisión no sólo basta con realizar un fichaje de reputación y construir un nuevo decorado. Lo demuestra la propia historia de Mediaset, pues no es la primera vez que el grupo italiano ficha a un rostro de los Telediarios de TVE. Sin embargo, estamos abrumados por tal volumen de trepidante actualidad que parece que se nos olvida que el "robo" de caras entre cadenas es la historia más habitual del mundo. Los llevan sufriendo los informativos de Televisión Española, como cantera de profesionales, desde que existen las cadenas privadas. Sin embargo, TVE siempre se recompone rápido, ya que su solvencia está instalada en la memoria colectiva y ha mantenido el músculo de una excelente redacción, en donde tan importante como el periodista es el realizador. Porque la televisión también es saber filmar. Y esa fusión aún continúa en el ADN de la cadena pública, a pesar de los vaivenes políticos.
David Cantero es un buen ejemplo del último gran movimiento entre rostros de informativos. Hacía una icónica pareja con María Casado en el Telediario del fin de semana de La 1. Aunque también el propio Pedro Piqueras aterrizó desde Antena 3 hace 17 años, tras salir años antes, en 1993, de TVE.
En sus dos décadas en Telecinco, la habilidad de Piqueras ha estado en que ha encajado con inteligencia el lenguaje de sus informativos al tono del espectador de una cadena sin complejos hasta ahora con el entretenimiento. No tenía el decorado más grande, pero sí la inteligencia para narrar la información del día en primer plano. Lo conseguía a través de un desfile de conexiones en directo con reporteros desplazados a lugares que hacen sentir al espectador que Telecinco está siempre allá (o unas calles al lado) de donde sucede lo relevante del día.
Ahora Informativos Telecinco deja su estudio tradicional, el estudio I (I de Informativos), y está construyendo una nueva escenografía para sus remozados informativos en un estudio de buen tamaño, el plató 7, en el que se han realizado programas como Hay una cosa que te quiero decir o Mujeres y hombres y viceversa. Toca cambiar el registro.
Carlos Franganillo reúne el prestigio de la mirada de un periodista que tiene mucho de reportero. En sus años en TVE lo ha demostrado. Sabe cuando puede aportar y cuando el silencio dice más que el periodismo en una retransmisión. Pero en Telecinco no tendrá la paciencia de atención del público de La 1 que, de momento, no va a la emisora de Mediaset para saciar su curiosidad noticiosa. Acude a otros divertimentos. Tampoco contará con los mimbres de la cadena pública, que permite despliegues sin rival en grandes momentos sociales. De hecho, TVE no notará tanto la marcha de Franganillo como Telecinco evidenciará su llegada. Televisión Española mantiene en sus Telediarios la imagen de casa madre a la que volver en los acontecimientos decisivos por su solvencia, mientras que Mediaset necesita un nombre para evidenciar su nuevo tiempo en una televisión que no sabe cómo captar las inquietudes del espectador de hoy aturdido y saturado de tantos años de intensidad política más teatralizada que realista. Quizá, por eso mismo, porque la intensidad política teatralizada ha engullido a la realidad que nos toca de verdad.
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