Borja Terán Periodista
OPINIÓN

¿Por qué nos gusta tanto 'First Dates'?

Claves del éxito de First Dates, el programa de Cuatro que da hoy el salto a Telecinco con motivo del día de San Valentín
Carlos Sobera en el restaurante de First Dates
Carlos Sobera en el restaurante de First Dates
Mediaset
Carlos Sobera en el restaurante de First Dates

La vida, al final, es que te quiera quien tu quieres. Y, claro, los programas que intentan ayudar a encontrar el amor son un empático clásico de la televisión. Aunque en España no se exprimió el género hasta la llegada de las cadenas privadas en los años noventa. Antes, hubo algún intento en TVE pero sin demasiado éxito. Desde entonces, hemos visto formatos precedentes a Tinder: Amor a primera vista, Contacto con tacto, Estoy por ti... El más longevo, First Dates, que hoy salta a Telecinco con motivo de San Valentín.  

El restaurante del amor se mantiene como referente de Cuatro desde 2016. Su éxito está en cómo el espectador siente que se cuela en citas a ciegas que nunca se hacen largas. El programa no da rodeos. Las citas son concretas, pero perfilan muy bien la personalidad de los candidatos. Así la audiencia puede elegir: ama u odia a los comensales que intentan "enamorarse". De hecho, la fuerza del show radica en que es fácil tomar partido por alguno de los tortolitos que acuden a la caza de pareja e incluso es habitual sentirse reflejado en determinados comportamientos. Porque, en mayor o menor medida, todos hemos sido rechazados en una cita. Aunque no sea a ciegas.

En su ejercicio de identificación, el programa ha apostado por la diversidad que sustenta la sociedad. Tampoco ha buscado sólo un patrón físico (como hacía Mujeres y hombres y viceversa o realiza La isla de las tentaciones), aquí nadie parece estar excluido. Al contrario, es fácil verse representado.

O descolocado. Porque para no caer en la monotonía el programa también introduce personajes que juegan con nuestros prejuicios. La excentricidad también tiene cabida. Sin ser juzgada. Aunque rápidamente se convierta en meme

Y todo contado con una realización despierta que mira más el detalle que nos retrata nuestras singularidades que el plano general que nos iguala. También a la hora de plasmar las reacciones de Carlos Sobera y los empleados del restaurante. Esa es otra: al estilo de una serie, el programa cuenta con con personajes fijos que se mantienen a diario. Son rostros reconocibles y de cierta confianza para el público, así que pueden ir repartiendo juego entre los visitantes sin que se note demasiado. 

Y, como buen programa de televisión, la dinámica de First Dates obliga a quedarse hasta el final. O no sabes cómo acabarán las citas. El espectador se queda hasta el final para ver si hay beso o espantada. Incluso para ver quién paga la cena. Y, entre medias, el gran triunfo de First Dates es que no se queda en una fría aplicación de citas y termina logrando una radiografía irónica de nuestra sociedad, de sus ilusiones, de sus complejos, de sus avaricias e incluso de sus aspiraciones frustradas.

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