Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Carlos Sobera y cómo salvar un musical

Telecinco necesita abrir las ventanas y demostrar que sabe hacer más que tertuliear.
Sobera no posa tan bien como presenta.
Sobera no posa tan bien como presenta.
Mediaset
Sobera no posa tan bien como presenta.

Perdí de vista a mis padres mientras caminábamos por el parking de un madrileño centro comercial, de cúpula grande y decoración ostentosa. Se habían quedado atrás. Se habían parado con alguien. Pensé que era el reencuentro con un viejo conocido. Quizá un familiar lejano. Cuando me giré: era Carlos Sobera. No se conocían, pero charlaban juntos como si hubieran sido vecinos de rellano durante décadas.

Viendo el nuevo programa de Sobera en el prime time de Telecinco me ha venido a la cabeza aquella estampa que tenía olvidada y que me dejó desconcertado. "Qué hacen mis padres hablando con Carlos Sobera", pensé. ¿Le conocen? Sí, le conocen. Porque, al final, Sobera consigue una especial sensación de cercanía. Aunque sólo hayas seguido sus pasos a través de una pantalla. De ahí que encaje en casi cualquier tipo de género de varietés, pues logra el equilibrio entre humor, sensibilidad y proximidad. También en formatos difíciles, como este El Musical de tu vida. El nombre del programa no engaña: va de enfrentar a celebrities al musical de su vida. Con la alegría de canciones conocidas por todos, pero con letras adaptadas para narrar pasajes biográficos interpretados por un elenco de actores y bailarines.

La idea es bizarra, pero está bien desarrollada. Mucha luz, mucho color, mucha coreografía que despierta optimismos y el punto exacto de emoción. Encaja en un Telecinco que necesita abrir las ventanas y demostrar que sabe hacer más que tertuliear. Lo único que quizá falla es que las canciones se sienten largas. Demasiadas vicisitudes que contar para despertar esa imagen del asombro del invitado estelar, que está ahí aguantando su resumen existencial pasado por el filtro del brilli-brilli.  Cosa que puede salir muy bien o terriblemente mal.

Por suerte, está la capacidad de Carlos Sobera de seguir un hilo argumental que pone cordura al surrealismo de esta especie de resurrección de La Parodia Nacional. De hecho, va guiando al invitado al tema que aborda cada canción sin que se note demasiado, transmitiendo una fluida conversación entre amigos. No parece una entrevista, y así surgen confesiones, emociones y celebraciones. Con el invitado y con el propio público, al que Sobera no para de implicar a través de su socarrona gestualidad que sabe el momento exacto en el que mirar directamente a cámara y, entonces, estimular la empatía pícara de la audiencia.

Se nota que Carlos Sobera está curtido en decenas de concursos en donde el maestro de ceremonias debe ser hábil escuchando y subrayando las peculiaridades que convierten en único a cada participante. Su experiencia ayuda a que la conversación de El musical de tu vida parezca tan real entre tanto artificio. Y si las canciones empachan por pastelosas, da igual, Sobera saca su media sonrisa que relativiza cualquier percal. Por eso es el vecino que cae bien a todo el barrio. Es natural, hasta cuando es difícil serlo.

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