Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Pedro Ruiz y las 7 condiciones que afirma tener para ser presidente del Gobierno

Pedro Ruiz en el plató de su programa 'Nada del otro mundo'.
Pedro Ruiz en el plató de su programa 'Nada del otro mundo'.
RTVE
Pedro Ruiz en el plató de su programa 'Nada del otro mundo'.

"De repente, me he dado cuenta de que puedo ser presidente del Gobierno de cualquier país. Tengo siete condiciones básicas", afirma Pedro Ruiz en su Instagram. Y empieza a destripar cualidades: "Una, soy actor, finjo profesionalmente. Dos. Improviso ante cambios de panorama. Tres. Hablo seguido, y sin guion. Cuatro. Nunca sabe nadie por dónde voy a salir. Cinco. Sé poner cara de asombro, dolor o sorpresa ante acusaciones que ya me imaginaba. Seis. No tengo novia ni esposa ni marido ni familia en negocio alguno. Siete. Estoy políticamente a estrenar", reflexiona con su singular ironía.

Aunque, en la enumeración, a Pedro Ruiz le falta otra propiedad que debería ser clave: el sentido crítico. Pero es más complicado pensar que creer y la conciencia crítica no está de moda. No es trending, como dicen ahora. Tal vez porque el despertar del espíritu crítico impide correr a cambiar de postura con tal elasticidad que permite estar reivindicando lados opuestos según las siglas de quién haga qué. 

En una época de la viralidad instantánea en la que es fácil pronosticar las posiciones que tomarán unos u otros dependiendo de dónde suenan los tambores, Ruiz es leal a su inclasificable sarcasmo, ya sea en teatro, ya sea en la tele, ya sea en radio, ya sea en Instagram. Porque las ventanas de emisión van cambiando, pero el motor de las comunicación siempre estará en las historias que alimentan las pantallas. Pantallas que están huecas sin autores detrás.

Con sus pasiones, con sus reticencias, Pedro Ruiz comparte en Instagram su comedia de siempre. Aunque en un momento diferente, en donde el humor busca más los aplausos que las sonrisas. A veces, hasta da la sensación de que se confunde humor con el discurso a la caza de la ovación del público ya convencido. Andamos sobrados de mítines, como si nos hubiéramos olvidado de que las sonrisas compartidas representan a la mejor comedia: el humor que nos enfrenta a cómo somos, el humor que nos recuerda que nos pensamos tan diferentes y, al final, somos tan iguales. La contradicción es nuestro sino.

Incluso hay políticos que se sienten cómicos y hay cómicos que se han creído políticos. Qué lío. Al menos Pedro Ruiz, a pesar de crear su propio decálogo para ser presidenciable de un Gobierno, pinta a que se ha percatado del éxito de saber cuál es tu lugar entre tanto show de la ambición y del 'like'. "Tranquilos, no me voy a presentar. Porque mi único cargo es ser jefe de mí. No me hacen caso, pero soy indestituible".

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