Decía Chicho Ibáñez Serrador que "el silencio es el prólogo del alarido". No llevaremos la contraria al gran creador de nuestra televisión, aunque Berto Romero desmonta este truco maestro del cine de terror con la serie El otro lado (Movistar Plus), una joya del pavor nacional.

Ya de por sí lograr un asustadizo silencio parece difícil al juntar en la misma ficción a Berto Romero y Andreu Buenafuente. El primero interpreta a Nacho Nieto, un periodista especializado en temas paranormales. El segundo habita al Doctor Estrada, leyenda, maestro y pepito grillo de Nieto.

Dos cómicos dando miedo, qué susto. Parece imposible, difícil tarea si encima no callan. Pero lo consiguen. Son capaces de hasta despertar los escalofríos más identificables, pues sus conversaciones evidencian que cada vez las palabras valen de menos. Se nos van rompiendo de tanto usarlas.

En eso, El otro lado sí que sigue los pasos de Chicho Ibáñez Serrador y su habilidad de combinar la fantasía con la reconocible realidad de un espectador que se veía retratado: "Cuando empecé en televisión, que empecé muy joven, tuve la enorme suerte de poder equivocarme mucho. Noté que los programas dramáticos necesitaban aire, necesitaban calle", insistía el creador de Historias para no dormir.

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El otro lado es calle. Una serie de barrio haciéndose grande en el cruce de caminos que une a la comedia pura con el cine de terror de siempre: entender nuestra cotidianidad. No se queda en el efecto especial que sólo sobresalta y logra dejar pensando al espectador, ya que la historia se sostiene en una crítica social inteligente que se atreve con todo. Populismos, conspiranoicos, brechas generacionales, personas encontradas y personas perdidas.

Y el miedo queda serenado por la risa comprometida, esa que no reduce la vida a la demagogia simplista. Al contrario, la desmonta con una bofetada de estímulos en el espectador. Porque, al final, El otro lado habla de cosas que deberían de verdad asustar. Y no cuando las luces de casa están apagadas.