Se acabó, llegó el día, el último partido de Rafa Nadal en España, una derrota en dos sets ante Jiri Lehecka en dos horas y dos minutos en las que el tenis, pese al buen nivel de ambos contendientes, fue lo menos importante. 12.500 almas tuvieron la oportunidad de recompensar a Rafa con su última ovación en casa, una despedida a medias, un último homenaje antes de su partida a París, donde se prevé su retirada definitiva.
El tenista manacorí arrancó con todo. Su saque, sus movimientos y su potencia de golpeo volvieron a recordar al Rafa de siempre, como ante Pedro Cachín apenas 24 horas antes. Nadal llevó la ventaja en todo momento en un partido donde los servicios mandaban, y poco a poco se fue acercando a la posibilidad del break.
No era una misión ni mucho menos sencilla, pues enfrente, Jiri Lehecka, el checo de apenas 22 años, destrozaba las pelotas en cada turno de saque para complicar las opciones de Nadal. Le costó al español descifrar el juego de su oponente, pero cuando dio con la grieta no pudo finalizar la faena.
La tuvo en el 4-3, una rotura que nunca llegó y acabó con el partido de Rafa. El joven pupilo de Berdych no bajaba el ritmo, todo lo contrario, cada vez encontraba más espacios por los que atacar el juego de Rafa. Su envergadura le convierte en un jugador peligroso en pista dura y su facilidad para cerrar los puntos rápido, sin peloteos, hizo mella en Nadal.
Lehecka sí aprovechó su ocasión y rompió el servicio de Rafa para cerrar el primer set. Luego mantuvo la inercia y repitió break en el inicio del segundo set, suficiente para llevar a Rafa a la derrota a pesar de la resistencia del manacorí a terminar su andadura en Madrid.
Lo intentó hasta el final, como siempre, y el público quiso empujarle con constantes ovaciones hasta las últimas bolas. Del empuje se pasó al homenaje, que empezó justo en el último turno de saque del checo. El ímpetu de Nadal permitía seguir soñando, pero la realidad es que los últimos golpeos fueron ya parte de la despedida.
Cinco lonas, una por cada título logrado en Madrid, se desplegaron del techo de la Caja Mágica mientras Nadal volvía a agradecer una vez más a todos los que se habían volcado con él. "Ha sido un viaje increíble", dijo visiblemente emocionado como muchos de los aficionados y todos sus familiares: su mujer, su padre, su hermana, su madre... y también Feliciano López, amigo y director del torneo encargado de preparar cada detalle del homenaje.
Todos en pie dieron la despedida a Rafa, pero no para siempre. Así lo hizo saber el manacorí, que recordó que su camino "no acaba aquí", pues tras esta "inolvidable semana" en Madrid marcha rumbo a Roma, la última parada antes de pelear por todo el París. Roland Garros y los Juegos le esperan. Allí será su último baile.
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