Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Los ataques a Nebulossa: así nos delatan como sociedad

Nebulossa, los representantes de España en el próximo festival de Eurovisión, actúan durante la gala final del Benidorm Fest 2024.
Nebulossa, los representantes de España en el próximo festival de Eurovisión, actúan durante la gala final del Benidorm Fest 2024.
Joaquin P. Reina / EUROPA PRESS
Nebulossa, los representantes de España en el próximo festival de Eurovisión, actúan durante la gala final del Benidorm Fest 2024.

41 años hace ya desde que TVE cerró el programa 'Caja de Ritmos' por el escándalo público de emitir la canción 'Me gusta ser una zorra' del cuarteto femenino Vulpes. La sociedad ha cambiado. Aunque no lo parezca, a veces. Ahora, en 2024, la misma TVE llevará a Eurovisión una canción con la misma expresión, 'Zorra', interpretada por Nebulossa, dúo con una cantante de 55 años al frente: Mery Bass.

Pero, aunque hayan pasado cuatro décadas, la apropiación de la palabra "zorra" por las artistas sigue generando controversia social. Ha quedado retratado estos días. Y lo que queda en el camino a Eurovisión. Algunas críticas pueden ser fruto de dudas razonables de si es una provocación o una reivindicación, otras fruto del mero desconocimiento de la historia personal de Bass y la mayoría fruto de estigmas sociales que llevamos tan interiorizados en la cabeza que no superamos y evidenciamos hasta cuando se supone que defendemos a la mujer. De hecho, unos cuantos hombres han aparecido en las redes sociales diciéndole a Bass cómo debe hablar para encajar entre las mujeres de bien. Lo que, en cierto sentido, da la razón al texto de la canción: "Ya sé que no soy quien tú quieres, entiendo que te desespere, pero esta es mi naturaleza. Cambiar por ti me da pereza".

De la propuesta de 'Zorra' se puede reflexionar sobre demasiadas circunstancias: sobre la calidad vocal y musical, sobre la escenografía que está generando prejuicios, ya que contradice a golpe de vista lo que verbaliza la letra. Esta estética ha propiciado que estén rechazando el himno de primeras mujeres que en otro contexto, probablemente, se identificarían. El motivo: visualmente se ha ido al tópico de 'madame' de cabaret donde los traseros masculinos toman protagonismo sobre el empoderamiento con M de Mujer y así parece que se justifica el insulto. Lo contrario que pretende la historia de la artista. Y eso ha hecho saltar la indignación de algunos sectores sociales con más fuerza. Unos porque sienten que se legitima la utilización del terrible término, otros porque asumen que se está banalizando el vituperio, muchos por homofobia al ver dos bailarines sin complejos con la pluma. Da igual que la letra de la canción denuncie el machismo clásico:  "Si salgo sola, soy la zorra. Si me divierto, la más zorra. Si alargo y se me hace de día, soy más zorra todavía. Cuando consigo lo que quiero, zorra, zorra. Jamás es porque lo merezco. Y aunque me esté comiendo el mundo. No se valora ni un segundo", protesta la composición con la música. Como han hecho otras artistas apropiándose del insulto, como Rigoberta Bandini con 'Perra'. Sin tanto enfrentamiento porque la edad, la clase social y la estética es otra.

La crítica con argumentos siempre es interesante. Porque aporta. Construye, no se conforma. Tenemos siempre más preguntas que respuestas. Pero, al final, con Nebulossa ha vuelto a asomar la trágica e intolerable mofa que estigmatiza por el sexo y la edad de Bass. Somos así de contradictorios. Estamos todo el día denostando el edadismo, el sexismo y demandando que la edad no suponga una merma de oportunidades profesionales y personales y, de repente, gana el Benidorm Fest una señora de 55 años y surge el meme que se ríe de alguien cuando no está dentro de los cánones de los mercaderes de la eterna juventud.  

Lo que está claro es que ha sobresaltado la polémica porque una artista madura dice una palabra malsonante. Sus motivos habrá. Pero quizá ya toca pensar que no es malsonante porque la diga ella, es malsonante porque la escuchamos con los prejuicios de los que venimos. Desde niños nos han insistido en que son unas "zorras" las mujeres que se salen de unos determinados patrones que las oprimían. Es el caso de Mery Bass. Ella, hoy, quiere dar la vuelta con su música al odio que ha sufrido. Ella puede anular el insulto en primera persona como quiera a través de su mirada artística. Eso no va a legitimar nunca el insulto. Al contrario, el debate ha puesto el foco en el mal uso habitual del término. Sin embargo, visto lo visto, cuestionarnos las causas hondas que nos provocan este tipo de ofensas requiere tiempo, paciencia y abrirse a la complejidad del espíritu crítico. Y es más cómodo y fácil seguir instalados en la condescendencia del vocabulario hecho para señalar, discriminar y denostar, pues nos hace sentirnos superiores.

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