Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El superpoder de Henar Álvarez

Jordi Évole ha entrevistado a Henar Álvarez en una entrevista en 'Lo de Évole' con una interrupción surrealista: "No me lo creo. Pero cómo es posible"
Henar Álvarez con Jordi Évole en 'Lo de Évole', en un momento en el que a Évole le asoma la cataplexia que parece tras los gritos de 'Viva Franco'
Henar Álvarez con Jordi Évole en 'Lo de Évole', en un momento en el que a Évole le asoma la cataplexia que padece tras los gritos de 'Viva Franco'
Atresmedia
Henar Álvarez con Jordi Évole en 'Lo de Évole', en un momento en el que a Évole le asoma la cataplexia que parece tras los gritos de 'Viva Franco'

"No me lo creo. Pero cómo es posible". La conversación entre Jordi Évole y Henar Álvarez en Lo de Évole es interrumpida por un niño que les increpa al grito de '¡Viva Franco, viva Franco'!. Se quedan paralizados. O más bien alucinados. La sociedad, a veces, no ha evolucionado tanto como pensamos. "En el Madrid de Ayuso no te vas a encontrar a tu ex por la calle, pero a un niño diciendo ¡viva franco!...", ironiza el propio Jordi mientras por la carcajada asoma su cataplexia. Se apoya en una furgoneta y Henar desengrasa la tensión del momento con un hábil: "El niño franquista me ha ganado, te ha hecho reír antes que yo".

Juntos siguen paseando por La Latina, entre caña y caña, entre imprevisible libertad y libertad, con esa habilidad de Lo de Évole para dedicar una hora de televisión a una inspiradora charla desnuda. Que no necesita interrupciones absurdas, que no necesita golpes de efectos asombrosos. Su gran truco de magia es escuchar. Y aprender de los invitados con esa mente abierta que es síntoma de inteligencia.

"Hay una cosa que siempre se nos ha negado a las mujeres, que es hacer alarde de lo excesivo. La mujer correcta habla bajo, se sienta con las piernas cerradas...", explica Henar. Es una de las cómicas con más influencia en el género del podcast y en las redes sociales, sin embargo hasta ahora la televisión parece temerla. Y, aunque no se verbalice, se cae de proyectos porque desafía los roles de género con su mirada al mundo. Porque nos descoloca y hasta saca el machismo que todos llevamos dentro aunque creamos que no.

"Es mentira. El feminismo no va a hacer a los hombres una vida mejor, es peor. Pero da igual, porque no trata de esto", constata a Jordi. Y desarrolla. Pero "somos el único grupo social que le dice a la parte opresora que no se preocupe, que con nuestro movimiento la vida le va a ir mejor. No pasa en ningún otro movimiento eso". 

La cultura en la que la mujer siempre tenía que pedir "perdón", "por favor" y permiso. "Hace falta muy poco para que a un hombre se le considere un padre increíble y, también, hace falta muy poco para que a una mujer se la considere una madre de mierda",  describe Henar que se terminó cerrando Twitter por la agresividad. Seguimos teniendo interiorizado un machismo con una naturalidad aplastante. "Juzgan cada uno de nuestros pasos. Que esto pasa muchísimo en Internet. De repente, sales y dónde está tu hijo. Cuando a ellos nadie les pregunta dónde está tu hijo, por qué has salido", verbaliza. "Yo creo que no somos conscientes los tíos de este juicio permanente que tenéis las tías", contesta Jordi Évole percatándose de algo que jamás ha vivido desde su masculinidad. 

Es el superpoder de la comedia de Henar: nos despierta de las inercias  entre risa y risa. Su humor abre ojos, desmonta con la razón aquello cotidiano que la sociedad nos educó como normal y era una injusticia. Lo hace rompiendo los corsés en los que debe introducirse una chica para cumplir todavía hoy con las expectativas sociales. Por eso mismo, Henar Álvarez provoca cierto repelús en medios tradicionales. Aunque, paradójicamente, son los medios tradicionales los que necesitan más a Henar Álvarez que ella misma, que ha encontrado la plataforma de su oficio en las ventanas audiovisuales de las redes sociales gracias a un talento que estaba en el instante adecuado en los sitios precisos.

La propia Henar reconoce que la vida va unida a la suerte en esta entrevista que comienza presentándola en un bus observada por todos los viajeros al estilo cinematográfico de un hombre de los de antes, Roman Polanski, en una simulación de la icónica escena de Lunas de Hiel. Pero la casualidad ha hecho que el programa de televisión con Henar y Jordi haya terminado con los dos sentados en la misma parada de bus que protagonizó otro ficción más nuestra, un irónico desenlace de un capítulo de Chicas de hoy en día. Han pasado 34 años, pero el camino de aquella serie que intentaba delatar nuestras ilusiones y taras continúa con intérpretes de nuestro tiempo como Henar Álvarez.

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