Borja Terán Periodista
OPINIÓN

"Hacen chistes de sus cosas". La machista frase que no hacía saltar las alarmas

Llum Barrera en 'La explosión de las cómicas'
Llum Barrera en 'La explosión de las cómicas'
Movistar Plus
Llum Barrera en 'La explosión de las cómicas'

"Hacen chistes de sus cosas".  Es una coletilla que se lanza habitualmente a las mujeres cómicas, a las de ayer pero, también, a las de hoy. Está tan interiorizada como natural que se ha ido soltando, como si nada, en reuniones de guion e incluso por los propios espectadores de espectáculos de humor.  Y no saltaban las alarmas Sonaba "normal", en una sociedad que si una mujer habla de sus vivencias con la sabia mordacidad del humor ya es tildada con retintín de "activista", en vez de cómica. Como a tantos hombres, que ejercen el mismo costumbrismo de la risa. Entonces, simplemente se les llama cómicos. Sin apellidos.

Pero la comedia sigue marcada por una cegadora idiosincrasia masculina. Los roles están claros en una sociedad en la que nos han dicho desde pequeños sobre qué nos podemos reír dependiendo de nuestro sexo. Sólo hay que mirar a nuestro alrededor: las mujeres sufren más dificultades a la hora de transgredir las normas o ejercer la ironía en determinados temas. Son juzgadas por un rasero distinto en el que, también, influye su físico.

Fallamos si consideramos "sus cosas" a aquello que nos atraviesa a todos. Porque la sociedad la construimos todos. Ya de por sí la palabra "cosa" esconde esa condescendencia tóxica que tutela. Y lo que es peor, hay mantras que de repetirse y repetirse uno acaba creyéndose. Aunque no haya por donde cogerlos. 

A golpe de esa cosificación a medio camino entre lo exótico y lo marciano,  el entretenimiento se ha ido perdiendo muchas realidades. Hay una parte de la sociedad que se quedaba sin retratar, sin encontrar, sin conocer.  Este déficit ha provocado que la audiencia se fuera marchando a otros lugares donde el público de hoy si se reconocía a sí mismo. El género del podcast ha democratizado esa comedia que estaba en los últimos años enquistada porque no tomaba el pulso a su tiempo. 

De eso va La explosión de las cómicas, documental que Movistar Plus ha estrenado este martes 7 (el día 14 se emitirá la segunda parte) y donde maestras de la comedia hablan en primera persona del humor.  Pero de explosión instantánea de cómicas, nada. Llevamos un siglo de evolución del entretenimiento en el que las mujeres han ido conquistando espacios. A veces, a pasitos. Otras, al trote de la carcajada. Así sucedió gracias al talento de Rosa María Sardá, Lina Morgan, Mary Santpere o Las hermanas Hurtado, con sus provocadores diálogos en el Un, dos, tres..

Anabel Alonso, Llum Barrera, Eva Hache o Ana Morgade son otras artistas que tomaron el testigo justo antes de que los medios tradicionales recogieran cierto cable y se regodearan en sus miedos. En parte por las corrientes de opinión de las redes. Mismo ecosistema que ha acogido un oasis de libertad creativa, permitiéndonos descubrir a artistas como Henar Álvarez, Eva Soriano, Asaari Bibang, Pilar de Francisco, Martita de Graná, Lalachus, Nerea Pérez de las Heras, Lucía Lijmaer, Isa Calderón... Las redes nos indignan, pero también permiten que la creatividad se abra paso allá donde otros no se atreven a llegar. Somos así de contradictorios.

Y ahora sí. Por fin, retumba a pasado aquel tufillo de enviar a la mujer a lo doméstico con ese "son cosas vuestras" que ya sólo demuestra un déficit de cultura social, emocional y vital. El déficit de pensar en la comedia de la mujer como una cuota que da color, cuando su escasez provocaba un entretenimiento cojo y desubicado que hizo que el humor dejara de calar en los medios de masas. La foto no estaba completa, estaba regresando a una vieja taberna de la que la tele ya hizo un intento de escapar en los 'ahí te quiero ver' de los ochenta. Esperemos que la puerta, de nuevo, no sea giratoria.

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