Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Lo que no ha entendido Josema Yuste de los chistes de "negros y maricones"

Josema Yuste en 'Horizonte' de Iker Jiménez
Josema Yuste en 'Horizonte' de Iker Jiménez
Cuatro
Josema Yuste en 'Horizonte' de Iker Jiménez

Ya no puede hacer chistes de negros y maricones. De eso se ha quejado Josema Yuste en el programa Horizonte, de Iker Jiménez: "Hay gremios con los que no puedes hacer humor, es muy complicado. Antes, sí podías hacerlo y no pasaba nada". ¿Gremios? El ex de Martes y Trece, continúa su disertación: "Como la raza negra, los homosexuales. Hacías humor de una forma blanca y no pasaba nada... Yo he visto gays entre ellos llamarse maricón y no pasa nada, pero que no se te ocurra a ti". 

Está claro. Para algunos, todavía es difícil entender por qué chirría un determinado humor del que todos venimos. Josema Yuste ha sido un gran cómico. Cientos de sus historias con Millán Salcedo ya están en la historia más brillante de la televisión. Pero como hombre blanco, heterosexual y sin discapacidad nunca ha sufrido la nociva risa que señala al diferente, casi siempre representándolo como alguien que da grima y del que hay que salir corriendo. A veces, hasta se le denigra al grito de "maricón". De ahí que el colectivo LGTBI+, que no gremio, intente hacer suya la palabra "maricón" para dar la vuelta al término con esa inteligencia emocional que busca desactivar los insultos desde dentro. Sin embargo, "maricón" sigue siendo una dañina arma arrojadiza en escuelas, institutos, campos de fútbol y la propia calle. 

Seguimos conviviendo con noticias de niños que sufren acoso en el patio del colegio por otros compañeros que les agreden por verlos como diferentes. Se sienten superiores al reírse de ellos, como ese espectador que durante décadas también se ha reído del chiste del marica, el gangoso, el negro, la mujer maltratada... Ahora, en cambio, estamos desaprendiendo la cultura social que nos impedía ver todo lo que escondía la tragedia de la mofa. Y saltan las alarmas cuando aparece un tipo de humor que se ríe "de", no se ríe "con". Se ríe del que siente distinto porque no lo entiende ni lo quiere entender. Es lo que sigue traduciéndose de las palabras de Josema Yuste: quizá aquello que piensa que es una nueva forma de censura es, simplemente, que la sociedad ha evolucionado.

No es que ya no se puedan hacer chistes porque molesten a gremios. Como si nacer con una sexualidad, raza, sexo o discapacidad fuera una inscripción en un oficio del que uno se puede dar de baja cuando quiera. No, no se elige. Tampoco es que seamos más puritanos que antes. Al contrario, es que hemos prosperado en sensibilidades hasta percatarnos de que, en ocasiones, hemos confundido comedia con burla. Y un chiste no es chiste cuando crea sufrimiento señalando al vulnerable. Así se legitima la discriminación desde la tele, por ejemplo. Porque la televisión crea referentes, y hay contextos, como el bullying escolar, que empiezan como ese tipo de parodias estigmatizantes.

Aquellos privilegiados que no han sufrido discriminación real de ningún tipo podrán seguir diciendo aquello de 'qué piel fina' tienen. Pero sí, hay que reivindicar la piel fina, esa piel fina que antes se tenía que hacer la dura para que no le pegaran en clase y que ahora intenta vivir su vida, sin esconderse, sin que le rehúyan, sin que nadie se mofe desde ningún desdén moral.

Toca elegir. Podemos seguir riéndonos desde la condescendencia que margina o pararnos a intentar empatizar. Entonces, quizá habremos comprendido, por fin, que la diversidad es parte esencial de la vida. La diversidad nos enriquece a todos. Incluso a Josema Yuste. 

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