Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La herencia de 'Cuéntame': el final ha comenzado y Herminia ha dado en la diana (una vez más)

Cuéntame ha rellenado la historia reciente de la España nuestra.
Herminia aconsejando a Mercedes en el comienzo del fin de Cuéntame
Herminia aconsejando a Mercedes en el comienzo del fin de Cuéntame
Ganga
Herminia aconsejando a Mercedes en el comienzo del fin de Cuéntame

"Nosotros hemos rellenado cuatro décadas de la historia de España. Porque la serie empezó en 1968 y se supone que hemos llegado hasta 2001, el momento en el que sucedieron los atentados terribles de las Torres Gemelas de Nueva York. Esos años, he estado pensando, que realmente son dos generaciones. Si consideramos que cada generación son 25 años. Hemos hecho una historia en la que hay una generación, la primera, que ha vivido. Y otra generación, la segunda, que ha descubierto lo que sus padres y sus abuelos han vivido". Con estas palabras, María Galiana presentaba el estreno del primer capítulo de la última temporada de Cuéntame en el Festival de Cine de San Sebastián. Ahí, en el mismo escenario donde Bette Davis levantó el premio Donostia.

Galiana y Davis sólo se parecen en que son actrices. Pero Galiana, en ese escenario, se pone en modo maestra. No da un discurso vacío de esos de promoción que se quedan en el tópico de 'os va a sorprender'. Ella se implica. Ella se lo lleva estudiado. Hace pedagogía, explicando la serie con reflexiones meditadas que aportan al público.  Sirven para entender el éxito de dos décadas de Cuéntame, pero también para comprender el  significado de la televisión. Significado que a algunos parece que se les está empezando a olvidar y, por eso mismo, dejan escapar audiencias.  

La tele es combinación de curiosidad, y Cuéntame representa en sí misma ese intercambio generacional de una buena historia que abre mentes mientras nos enfrenta a nuestros contextos. Una buena historia que no busca convencer, simplemente despertarnos a través de la emoción de la vida que compartimos. Aunque seamos desconocidos.

"No me gusta la palabra nostalgia porque implica una especie de melancolía que tiene también un viso de tristeza. No, no, no. Hoy es un día para el recuerdo. Se dice que no existe lo que no se recuerda, yo creo que nosotros, Cuéntame cómo pasó, existimos y vamos a existir porque estamos en el recuerdo de la sociedad española", prosigue Galiana. Su discurso en el estreno de San Sebastián es un poco como cada episodio de la serie: tiene sensibilidad, tiene el punto exacto de humor, tiene un poco de mala leche pero, sobre todo, tiene vida vivida. 

Y empieza el capítulo, que hemos visto ya esta noche de miércoles en La 1 de TVE. Galiana se transforma en Herminia. La profesora pasa a ser la abuela de todos. La primera secuencia nos recuerda que el final siempre llega. Las lágrimas brotan. Sin embargo, la emoción es rara. No vemos a los Alcántara como las expectativas de nuestra imaginación esperaban. Pero la trama ya está sembrada. De nuevo, la familia Alcántara representa a España. La España de las herencias, la España que convierte la ilusión en recelo y viceversa. La España de tan diferentes y tan iguales que no siempre las ficciones logran palpar desde su naturalidad. Cuéntame, sí.

Una vez más, Herminia tiene la frase correcta. "Si quieres con tu familia reñir, echa algo a repartir". Avisa. No se equivoca. Eso es Cuéntame cómo pasó. También hoy. La ficción de TVE y Ganga ha vuelto para marcharse definitivamente, manteniendo la esencia que la hizo única: la sabiduría de escucharnos. Porque en un país que tanta gente predica qué debemos ser, Cuéntame huye del grueso 'qué' y nos encuentra en los matices de intentar atisbar cómo somos. Cómo somos, mirándonos a los ojos en primer plano. 

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