La Navidad también es esa fecha en la que quitamos el polvo del juego de mesa y nos congregamos alrededor del Trivial Pursuit. Bien desgastado, tanto que ya nos sabemos sus preguntas y sus respuestas. Sus tarjetas están bien vividas, han pasado demasiadas Nochebuenas, Nocheviejas y resacas de Reyes a nuestro lado. Algunas, de hecho, están hasta desfasadas. Pero da igual, lo importante es la trifulca de compartir.
Esa liturgia de reunión de cómplices (y algún que otro cuñado) la traslada Generación Top a La Sexta. La idea es evolucionar la serie documental Dónde estabas entonces al género del concurso que enfrenta a tres generaciones de famosos, populares y/o influencers en tres equipos: los yeyés, los más veteranos; los guays, los que rondan la mediana edad, y los likes, los que todavía piensan que la vida es infinita.
Y la idea es disfrutona de ver. Porque es sencilla. Porque tiene un punto de hasta artesanal. Porque dura lo justo, una hora sin necesidad de dar viejos rodeos televisivos. Porque hay preguntas que nos desafían las mentiras de la memoria (¿dijo Aznar que habla catalán en la intimidad?, va a ser que no exactamente). Porque está chupao jugar desde casa. Y porque hay invitados como Terelu, Bibiana o Agatha que son como de la familia. No sólo porque sabes quienes son sin necesitan de nombrar su apellido, también porque muestran la diversidad de un país que es muy suyo. Somos tan contradictorios, somos tan iguales.
Vamos, que el primer programa de Generación Top ha sido extrapolable a los delirios del después de la deglución de una copiosa comida navideña. Que si la tía que va de que conoce a todo el mundo e intenta colar su anécdota cuando menos te lo esperas. Véase a Agatha. Que si la madre que no permite que le aturullen y hace equilibrios para amansar el caos de los histerismos de la alegría del personal. Véase Terelu. Que si el viejoven que necesita sorprender todo el rato dándole a la frase forzadamente graciosa. Véase Navarrete. Que si el competitivo que se lo toma a pecho. Véase David Meca...
Y la anfitriona novata, Ana Pastor. Ella, acostumbrada a políticos intentando escabullirse de sus preguntas y, ahora, descubriendo gentes que reivindican: "hemos venido a jugar". Gentes que se parecen poco o nada a los argumentarios de los partidos. Vidas que tejen ese intercambio generacional que no juzga demasiado, permitiéndonos encontrarnos, inspirarnos, festejarnos e incluso relativizarnos.
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