Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El fracaso que nos explicaron mal

Triunfar en la vida no tiene nada que ver con esa vanidad tan efímera.
Leticia Sabater necesita aumentar la excentricidad de sus videoclips para intentar mantenerse en el centro de la conversación social
Leticia Sabater necesita aumentar la excentricidad de sus videoclips para intentar mantenerse en el centro de la conversación social
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Leticia Sabater necesita aumentar la excentricidad de sus videoclips para intentar mantenerse en el centro de la conversación social

Nos han vendido una idea de fracaso sobrevalorada, que hace mucho daño y que los medios preservamos creyendo que así se ganará audiencia fácil y rápida. Como consecuencia, sentenciamos a artistas que les fue muy bien en un momento y les señalamos porque no se mantuvieron en las expectativas de la fama grandilocuente. Como también apuntamos con el dedo el "gafe" de dispares personajes populares. Sin piedad. 

Sucede en periódicos tradicionales, en radiofórmulas divertidas, en programas de televisión de prime time, en podcasts: se saca el medidor del éxito sin preguntar cómo se siente el protagonista y se hacen ránkings de vencedores y vencidos. Da igual que haya ganado hace años un Goya que la mayoría de la población jamás logrará o que haya protagonizado una superproducción cinematográfica o musical al alcance de pocos. Si no te mantienes bien arriba en la primera línea del escaparate de los aplausos nacionales, habrás fallado.

Pero, a estas alturas, lo interesante sería explicar desde los medios de comunicación que hay muchas maneras de desarrollarse en los oficios de la cultura, aunque no siempre se llegue a un público masivo. La sociedad ya no debería confundir triunfar con la utopía de perpetuarse en una alfombra roja, salir 24 horas en la tele o tener millones de seguidores. Triunfar en la vida no tiene nada que ver con esa vanidad tan efímera.

Se vende la popularidad extrema como único camino en el que hay que aguantar y eso hace enorme daño en cabezas que se crean expectativas gigantes. E intentan cualquier delirio para que sigan hablando de ellas. Véase Leticia Sabater y sus canciones a la desesperada. Como si la fama fuera una meta que cruzas y te quedas. La popularidad es una parte de un recorrido con altibajos e incluso con fecha de caducidad.

De ahí que nadie ya debería sentar cátedra señalando y despreciando al decir que una persona se ha quedado "en nada". Porque, para empezar, no tiene el contexto para tal afirmación. Ser bueno en un trabajo nada tiene que ver con perpetuarse bajo unos focos artificiosos. Ser feliz y sentirte desarrollado no tiene que ir unido a mantener una popularidad de cartón piedra. Todos recorremos un camino de obstáculos, ilusiones y frustraciones. Todos, en todos los ámbitos de cada una de nuestras vidas que jamás serán una línea recta instalada en aquel creído triunfo que nos vendieron. Y nos explicaron francamente mal. 

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