Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El éxito del mestizaje de Camela en la Nochebuena de TVE

Camela ha sido un grupo tratado con cierto desdén. Con su puntito de clasismo y racismo. Bailan, visten y hablan como en los extrarradios. O eso que algunos llaman extrarradios.
Camela con Pastora Soler en el especial de Nochebuena de TVE
Camela con Pastora Soler en el especial de Nochebuena de TVE
RTVE
Camela con Pastora Soler en el especial de Nochebuena de TVE

"Cuando zarpa el amor. Navega a ciegas, es quien lleva el timón. Y cuando sube la marea al corazón, sabe que el viento sopla a su favor". Camela lleva treinta años haciendo poesía electrónica. Con su pasión precisa, Alaska lo explicó muy bien esta Nochebuena en La 1 de TVE: "Todo eso que cuentan ahora del mestizaje... El mestizaje es Camela. Desde el principio, habéis unido una forma de cantar, habéis unido una forma de música española con la música electrónica". Palabras clave, con indirecta a lo que está de moda. Pero antes existieron otros que fueron abriendo caminos que estaban plagados de obstáculos en forma de prejuicios.

Y Camela ha sido un grupo tratado con cierto desdén. Con su puntito de clasismo y racismo. Bailan, visten y hablan como en los extrarradios. O eso que algunos llaman extrarradios. Aunque Dioni y Ángeles habitan en el centro de la naturalidad, recitando al amor y al desamor con la anti-finura que merece el amor y el desamor. Con la energía de aquello que nos dijeron que era vulgaridad y, simplemente, era resistencia emocional.

En mercadillos y gasolineras, Camela se fue dando a conocer a golpe de boca-oreja. Ahora han celebrado su treinta aniversario con una gala desde el Estudio 5 de un Prado del Rey de TVE que han visitado mucho en estas tres décadas. Los hemos visto en aquellas populares galas de Nochevieja de José Luis Moreno, en los espacios de música adolescentes pre-Youtube e incluso en Saber Vivir con la grada de público del Estudio 4 llena de abuelas pegando rítmicos saltos de felicidad.

Pero esta Nochebuena han congregado su especial propio. Dioni y Ángeles Muñoz han llenado el plató con sus reconocibles canciones actualizadas con compañeros como Pastora Soler, Taburete, Vico o la propia Alaska.

Pero Alaska no se quedó en la frase vacía que abunda en los actuales programas navideños y aportó esa argumentación que explica, contextualiza y enriquece un show musical ideal para tener algo de lo que debatir en la mesa de la cena navideña. Mira qué vestido lleva esta, mira cómo ha envejecido este. Somos así de básicos. Aunque este programa tuvo otro valor televisivo a resaltar: su escenografía.

Se podía haber hecho un decorado con los clichés más tópicos sobre Camela. Pero, por suerte, nadie ha puesto un mercadillo o un surtidor de gasolinera con unos cuantos grafitis detrás, y se les ha diseñado un envoltorio a tono con la creatividad televisiva clásica que despierta la curiosidad de niños y mayores. El escenario no parecía un escenario, de hecho. Jugando con los reflejos, los brillos, las pantallas y escaleras luminosas subiendo hacia un mundo de fantasía que alimenta la imaginación del espectador.

La imaginación de las puestas en escena, alma de la tele y, sin embargo,  la tele está olvidando su relevancia cayendo en platós clónicos. No, al menos, en este especial de Camela en TVE que intentó un universo único. No obstante, el éxito de Dioni y Ángeles va entrelazado a que ellos no entendieron de tendencias, eligieron ser genuinos desde el origen. "Sueño contigo, ¿qué me has dado? Sin tu cariño no me habría enamorado".

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