Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Chenoa somos todos

Pocos preguntan ya a Bisbal por Chenoa aunque vaya a presentar OT, pero Chenoa tiene que seguir aguantando preguntas constantes sobre Bisbal dos décadas después.
Chenoa en su cartel oficial del nuevo OT
Chenoa en su cartel oficial del nuevo OT
Prime Video
Chenoa en su cartel oficial del nuevo OT

Aquel día se nos rompió un poco el corazón a todos. La imagen de Chenoa llorando en su portal se convertía en un símbolo en el que era fácil sentirse reflejado y recordar nuestros días con chándal gris. Porque todos hemos tenido días de chándal gris. Habían pasado cuatro años desde que 'Operación Triunfo 1’ cambiara la televisión con audiencias que llegaron a rondar el 80 por ciento de share. La sociedad española conectó con unos talentosos jóvenes mostrando que, a veces, las expectativas se cumplen. Incluso que las expectativas están al alcance de todos, pues cada uno de ellos podían ser de nuestro barrio. Vestían como nosotros, hablaban como nosotros, sentían como nosotros. Y, para colmo, hasta se les esfumaba el amor delante de nuestros ojos.

Ahora OT prepara su retorno, ahora regresa desde Prime Video de Amazon. El talent-reality-show empieza el 20 de noviembre su cuarta vida, tras TVE, Telecinco y vuelta a TVE con la fuerza de Youtube. Noemí Galera seguirá dirigiendo la academia y Chenoa presentará las galas en directo de los lunes. Se reencuentra con el programa en el que la conocimos. Aunque ya ni ella ni nosotros ni la tele seamos los mismos.

En estos 22 años de vidas, el formato de Gestmusic ha demostrado la capacidad de adaptarse a las nuevas vicisitudes e intentar comprender los derroteros de la sensibilidad colectiva. Por eso, OT ha logrado incorporar a las nuevas generaciones a su fandom. En cambio, la televisión tradicional parece que se ha quedado estancada ahí, en aquella estampa de un portal, unos micrófonos y un chándal gris. Los corrillos del corazón siguen intentando exprimir aquella ruptura. Casi nunca preguntan a Bisbal por Chenoa, pero Chenoa tiene que seguir aguantando preguntas constantes sobre David Bisbal dos décadas después. 

Los roles del culebrón siguen intactos. El despecho vende unido a la mujer, mientras que el hombre vuela alto libre de vínculos. Papeles de género que se siguen reproduciendo en determinados ámbitos, como si el tiempo se hubiera quedado parado en algunas redacciones. Y, de nuevo, empatizamos con Chenoa cuando se queda con cara de póker al escuchar que le repiten, otra vez, otro año y otra década, la misma pregunta.

Todos seguimos siendo Chenoa. Porque todos hemos continuado avanzando. Se ve muy fácil en su incesante trayectoria artística en la música y en la comunicación. Sin embargo, parece que hay un tipo de espacios mediáticos atrapados en el efecto 2000 y un romanticismo que han superado los propios protagonistas de la historia. Aunque no les dejen las insistentes esperanzas de aquel OT 2001 que marcó. Tanto que muchos siguen parapetados ahí, en una trama que no evolucionamos.  Como si no hubiera pasado absolutamente nada más después. Y ha pasado mucho. Pero luego nos cuestionamos por qué no ven la tele las nuevas generaciones en 2023. Por qué será.

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