Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Cuéntame: "lo normal era una mierda"

La historia tiene mucho de rap, pues suele terminar rimando. 
Inés y Mercedes, Mercedes e Inés, en el capítulo 408 de Cuéntame cómo pasó
Inés y Mercedes, Mercedes e Inés, en el capítulo 408 de Cuéntame cómo pasó
RTVE
Inés y Mercedes, Mercedes e Inés, en el capítulo 408 de Cuéntame cómo pasó

La historia tiene mucho de rap, pues suele terminar rimando. La historia de nuestras familias, también. Vivimos en verso. Los miedos de las expectativas se repiten. Y nos acompañan. Incluso es fácil terminar replicando aquellos errores que reprochamos a nuestros padres. Mercedes e Inés chocan. Inés y Oriol chocan. "¡Se os oye desde el retrete!", grita Herminia intentando frenar la ofuscación de la disputa hacia ninguna parte.

Cuéntame cómo pasó sigue avanzando hacia su cercano final con un episodio que habla, como todos, de encontrarnos. Esta vez, de encontrar ese espacio que hace respirar las relaciones entre madres e hijos, entre lo que ellas querían que fuéramos y lo que nosotros intentamos querer ser. Entre lo que se verbaliza y lo que se guarda, entre lo que se comprende y lo que se confunde.

Crecer es ese juego de equilibrios, que afronta con la delicadeza de la complejidad el capítulo 408 de los Alcántara. Está dedicado a Inés, actriz interpretada por una Irene Visedo escarbando con un preciso naturalismo los rincones de una mujer preocupada por su hijo y, a la vez, reprochando a su madre. La cadena no para, la rima asonante no cesa.

Inés tiene enquistado un sentimiento de no haber tenido las mismas posibilidades que otros. Y juzga a su madre por ello. Porque necesitamos culpables de andar por casa. Aunque la culpa sea de la sociedad en blanco y negro que no permitía mirar más allá.

"¡Eran otros tiempos, que no se podía estudiar, que no era lo normal!", se defiende Mercedes. Y Herminia replica. Y Herminia nos calla a todos: "No era lo normal. Pero lo normal era una mierda. Estábamos criadas para tener hijos, para cuidar la casa y, en algunos casos, para trabajar en cosas de mujeres".

"Ellos podrían haberlo hecho de otra manera", responde Inés. "Tienes razón, tus padres deberían haberte dado la oportunidad de estudiar, pero ellos vinieron del pueblo como otras muchas gentes a buscarse un porvenir en Madrid. Eran unos ignorantes, que iban ellos a saber. Bastante hacían con sacaros a todos adelante". De nuevo, Herminia crea un puente entre generaciones. La experiencia de las abuelas abre empatías. Un diálogo magistral porque habla de ayer, pero también habla de hoy: de las vehemencias en las que sentenciamos el pasado sin entender las estrecheces de las que venimos.

Inés se prepara para subir el telón de una actualización de La casa de Bernarda Alba. Cuéntame se prepara para subir sus últimos títulos de crédito. Madres, hijas, dudas, esperanzas, emociones. Y conciencia crítica que construye desde la sensibilidad en horario de máxima audiencia. Porque progresamos cuando no nos conformamos con "es lo normal" y nos percatamos de que "lo normal era una mierda". Palabra de Herminia. Palabra de abuela. 

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