Hay gentes que siempre se han sentido mejor consigo mismas al recalcar en público que no tienen idea alguna del cotilleo nacional y sus protagonistas. Incluso exageran tales ignorancias, aunque se sepan todos los detalles de la crónica rosa. Entonces, exclamaban aquello de "sólo veo los documentales de La 2" para refugiarse en el paraguas de una especie de superioridad mental, arrebatadoramente liberadora de la culpa de criticar en público al prójimo. .

Pero los tiempos han cambiado.  Y, ahora, ya no hace falta disimular. Hasta lo normal es desconocer aquello que hablan los programas del corazón, pues no marcan la agenda social como antaño. Ana Guerra ha sido exponente casual de esta actual realidad mientras era entrevistada por reporteros del cuore en un photocall de tantos. Intentaban buscar titulares con más "reclamo" que hablar de música y, así, empezaron a preguntar por los temas supuestamente maestros de la semana. 

"Hay bodas que no se han celebrado, no sé si te has enterado de la del torero que ha dejado a su novia plantada en el altar", comenta la reportera. "¿De verdad?", responde Ana Guerra con sonrisa patidifusa. "¿Estás siguiendo el culebrón de Bárbara Rey?" añade otra periodista. "¿Qué ha pasado con Bárbara Rey?", repregunta la concursante de OT 2017 atónita. "Y Aitana desenamoradísima, que han puesto punto y final a su relación", explica otra compañera. "Vaya, por Dios. Pues no sabía nada", contesta Guerra con cara de descoloque total.

La expresión del rostro de Ana Guerra evidencia que no está disimulando. Primera vez que escucha tales historias. Aunque hay otro detalle que delata el corrillo con la prensa: ni siquiera aquellos que están realizando las preguntas saben pronunciar los nombres completos de los cabezas de cartel de las noticias. "No sé si te has enterado de la del torero que ha dejado a su novia plantada en el altar", dicen.  ¿Qué torero? Ni Sebastián Yatra sale de sus bocas: "Y Aitana desenamoradísima, que han puesto punto y final a su relación".  ¿Quiénes?

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Las habladurías siempre han sido poco precisas. Pero el encuentro de Ana Guerra con sus entrevistadoras delata cómo la era de la interactividad constante que vivimos ha dejado también noqueada a la prensa rosa. Guerra no se ha enterado de estas noticias, ya que la sociedad ya no comparte la vida de los famosos de la manera transversal de hace dos décadas. Ella seguirá a sus propios referentes. Ahora cada uno de nosotros nos instalamos en burbujas de información hechas a nuestra medida de intereses.

Podemos admirar a más gente que nunca. Y, como consecuencia, los cotilleos también son más volátiles que nunca. Lo que la tele cree que son los nombres propios del tema del momento no sé quedan ni en la memoria de las reporteras que nutren de videos sus magacines. Por suerte, de repente, aparece la espontaneidad de artistas como Ana Guerra. Y sí nos representa a (casi) todos con su "no sabía nada".

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