En España se estima una producción de 2,15 millones de toneladas de patatas, un tubérculo que no falta en ninguna cocina de nuestro país. Acompañante de muchas comidas, estas son uno de los alimentos principales de la dieta mediterránea, junto a la zanahoria o la remolacha. A este tipo de producto que crece bajo la tierra se le unen otros que pueden no llegar a ser muy conocidos en la Península Ibérica, como es el caso de la Alcachofa de Jerusalén, aunque su cultivo se está elevando en la provincia de Málaga.
¿Qué tiene de especial? Pues bien, antes de conocer las propiedades que alaban a este tubérculo y que ya recomiendan por encima del kéfir, debes saber que no es ni una alcachofa ni que procede de Jerusalén. De hecho, la Ciudad Santa queda lejos del origen de este alimento, ya que nace en México y es también conocida por el nombre de topinambur. A diferencia de la alcachofa común, la parte comestible de la alcachofa de Jerusalén son sus tubérculos, que tienen un sabor similar al de las alcachofas y a la patata.
La alcachofa de Jerusalén vs. kéfir: duelo de prebióticos
La alcachofa de Jerusalén se mantenía a un lado en esto de los superalimentos, pero lo cierto es que desde hace muy poco tiempo sus valores nutricionales están captando la atención de los profesionales médicos. Lo que más destaca de este alimento es que es un tubérculo rico en inulina, por lo que ofrece un impulso a nuestra salud digestiva actuando como prebiótico. Por ello dicen que nada tienen que envidiarle al kéfir, otro de los superalimentos que más recomienda para mantener estable la microbiota.
La inulina funciona en nuestro organismo estimulando el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino. Este efecto puede tener impactos positivos en la función intestinal y en la gestión de condiciones como el síndrome del intestino irritable.
Un superalimento que nivela el azúcar en sangre
La alcachofa de Jerusalén destaca por su bajo índice glucémico, lo que la convierte en una opción amigable para quienes buscan controlar los niveles de azúcar en la sangre. Esto le ha hecho llevarse la etiqueta de antidiabético, ya que puede ser una alternativa muy beneficiosa a incluir en dietas de personas diabética. Eso sí, deberá hacerlo siempre con recomendación del médico, puesto que un exceso de inulina podría tener efectos contraproducentes.
Alcachofa de Jerusalén y amplio valor nutricional contra el colesterol
Además, la alcachofa de Jerusalén aporta un amplio valor nutricional en el que su perfil incluye potasio, hierro y vitaminas esenciales del grupo B. Esto hace que se convierta así en todo un superalimento que contribuye a la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Su contenido en inulina que le hace ser una fuente de fibra y los antioxidantes como los polifenoles que contienen hacen que la alcachofa de Jerusalén tenga el potencial de contribuir a la reducción del colesterol. Sobre todo el colesterol LDL ("el colesterol malo")
Referencias
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