Este es el cáncer que afecta cada año a 7.000 españoles, y del que no existe asociación de pacientes por el estigma social

Se trata de la tercera causa de muerte por cáncer, y, sin embargo, sigue siendo una enfermedad invisibilizada y fuertemente estigmatizada al asociarla (erróneamente) a malos hábitos de vida.
Hombre triste en una imagen de archivo.
El cáncer, en ocasiones, llega acompañado del estigma social.
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Hombre triste en una imagen de archivo.

Una enfermedad invisibilizada y fuertemente estigmatizada, a pesar de que es el sexto tumor maligno más comúnmente diagnosticado en el mundo y la tercera causa de muerte por cáncer. En España, sin ir más lejos, se diagnostican alrededor de 7.000 nuevos casos cada año. El problema surge de la asociación infundada de su aparición y el consumo de alcohol y otras drogas, cuando la realidad científica y las estadísticas demuestran que estas son responsables solo de un pequeño porcentaje de los casos. 

El cáncer de hígado (que incluye hepatocarcinoma y el cáncer de vías biliares) es una patología desconocida y silenciada, circunstancias estas que provocan falta de investigación y escasez de novedades terapéuticas. Para darle voz a la enfermedad, AstraZeneca ha lanzado la campaña #Hablemos sin filtro. Hemos hablado con los expertos en el tema para analizar los datos en torno al cáncer de hígado, y también los síntomas.

Las cifras en torno al cáncer de hígado en España

Las tasas de afectados crecen año tras año, hasta el punto de que la cantidad de casos por cáncer de hígado aumentará en más de un 50 por ciento durante los próximos 20 años. Por lo que respecta a la supervivencia a nivel mundial, en las últimas décadas apenas ha habido mejoras, por lo que la prevención se convierte en el elemento clave. Cuando la enfermedad se detecta en fase temprana y permite la cirugía, la supervivencia a 5 años es de más del 50 por ciento. Sin embargo, cuando está diseminado ya, la cifra se reduce al 5 por ciento.

El carcinoma hepatocelular (CHC) afecta al hígado en sí y es la forma más común de cáncer de hígado. En concreto, representa aproximadamente el 80-90 por ciento de todos los casos. En España se trata de la décima neoplasia más frecuente, cuya principal causa es la cirrosis, un proceso crónico en el que las células del hígado se van dañando y son reemplazadas por tejido cicatrizado. Casi todos los afectados por este cáncer tienen cirrosis. 

Sobrepeso
El sobrepeso es un factor de riesgo para padecer la enfermedad de hígado graso.
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Y es aquí donde aparece el estigma. Debemos saber que la cirrosis no está en todos los casos (ni mucho menos) asociada al consumo excesivo de alcohol y otras drogas. La enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) consiste en la acumulación de grasa en el hígado, y está causada principalmente por el sobrepeso y la obesidad (a mayor peso, mayor riesgo); por la diabetes tipo 2; por la dislipemia o alteración de los niveles de colesterol y triglicéridos; y también por la tensión arterial alta. Según los expertos, un 25 por ciento de la población mundial presenta EHGNA.

El cáncer de las vías biliares es un grupo de cánceres raros que afectan a los conductos que transportan la bilis  desde el hígado hasta el intestino delgado, y suponen menos del 1 por ciento de los tumores malignos.

Síntomas del cáncer de hígado

Por lo que respecta al diagnóstico de esta enfermedad, según explica el doctor Bruno Sangro, director de la Unidad de Hepatología de la Clínica Universidad de Navarra, "se suele producir cuando ya está en una fase avanzada. El hígado no duele, trabaja en silencio y, por eso, es importante anticiparse. Si esperamos a que este cáncer dé síntomas, ya iremos tarde".

Para anticiparnos a este tumor tan asintomático, o que puede presentar síntomas inespecíficos comunes a otras patologías, es importante que consultemos con un profesional sanitario ante la aparición de alguno de estos síntomas: un cansancio inexplicable; hinchazón y dolor abdominal; cierto tono amarillento de la piel; estreñimiento o diarrea; y falta de apetito persistente.

Cansancio y estrés
Un cansancio inexplicable y prolongado en el tiempo podría avisar de que algo no va bien.
Anna Bizon

El cáncer de vías biliares, por su parte, se suele diagnosticar a partir de una intervención quirúrgica rutinaria de extirpación de la vesícula, o como hallazgo accidental durante una prueba radiológica rutinaria. Sería interesante, como explican los expertos, realizar un protocolo de cribado como se efectúa con otros tumores en los grupos de riesgo. En este caso, sería aconsejable hacerlo en pacientes con enfermedad hepática crónica, infecciones por hepatitis, consumo habitual elevado de alcohol, síndrome metabólico (que hace que el hígado sufra alteraciones crónicas que pueden acabar en cáncer)…

Estas son las pruebas diagnósticas más frecuentes

Ante la sospecha de la presencia de cáncer de hígado, las pruebas diagnósticas pasan por una analítica. Con ella, el médico podrá determinar alteraciones en el funcionamiento hepático, e incluirá la determinación sanguínea de marcadores tumorales (el marcador más asociado es la alfa-fetoproteína).

Mantener un control con analíticas periódicas evita la formación de placas y el posterior trombo
Mediante una analítica de sangre, el médico podrá comprobar si hay alteraciones en el funcionamiento hepático.
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En algunas ocasiones es necesario obtener una muestra de la zona del hígado afectada, por lo que el especialista solicitará una biopsia a través de punción externa o por laparoscopia. Otros exámenes determinantes son el diagnóstico genético y la tomografía axial, que permite ver el tumor, su localización y dimensión, la posible afectación de ganglios cercanos y la extensión a otros órganos.

¿Y qué pasa con el estigma que asocia cáncer de hígado y consumo de alcohol?

El doctor Sangro sostiene que "el cáncer de hígado es uno más. No tiene ningún privilegio, pero no debe pagar ninguna penalidad, por lo que tiene que ser tratado como los demás. Es importante borrar los estigmas y hablar sin filtros”. Hasta la fecha, el doctor se lamenta de que en España no exista una asociación de pacientes (de hecho es el único tipo de cáncer que no la tiene) por culpa del estigma social, que vincula cáncer de hígado con alcoholismo.

El Stuttgart baja a 1,0 la tasa de alcohol permitida en su estadio(Foto de ARCHIVO) 21/9/2019 ONLY FOR USE IN SPAIN
El consumo de alcohol es responsable sólo de una pequeña parte de los cánceres de hígado diagnosticados.
DPA vía Europa Press

El objetivo de la campaña #Hablemos sin filtro es poner sobre la mesa las necesidades de las personas relacionadas con la enfermedad para encontrar soluciones eficaces y accesibles, además de incidir en la importancia del fomento de la prevención y del diagnóstico precoz. Urge crear un nuevo horizonte en el tratamiento del cáncer de hígado y producir un cambio de paradigma para alcanzar largas supervivencias.

Desde la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos, Eva Bech añade: "las enfermedades hepáticas, como es el cáncer de hígado, siempre han estado invisibilizadas porque se relacionan con el consumo de alcohol y las prácticas no saludables. Es más, muchos pacientes lo ocultan incluso a su propia familia para evitar el estigma. Por eso es tan importante sacarlo a la luz y normalizarlo, algo bueno para el paciente pero también para la investigación. Sin investigación no hay tratamiento, y sin tratamiento, el paciente no tiene salida". 

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Debido al estigma, muchos pacientes ocultan que padecen cáncer de hígado.
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Al respecto de la asociación entre estigma e investigación, el doctor Sangro concluye: "las enfermedades más estigmatizadas son aquellas sobre las que se investiga menos".

Existe tratamiento, pero no llega a los pacientes

En el caso del cáncer de vías biliares, el doctor Andrés Muñoz, oncólogo médico de la Unidad de Digestivo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, el avance se dificulta hasta límites muy graves. "La situación es trágica porque tenemos avances que han demostrado su beneficio en pacientes con cáncer de vías biliares, pero no tenemos un buen acceso a esta innovación terapéutica en nuestro país, sobre todo si nos comparamos con otros países  europeos. Por desgracia, el pronóstico sigue siendo adverso para esta enfermedad, y la supervivencia a 5 años se estima en torno al 15-20 por ciento. Tenemos herramientas para elevar la supervivencia pero no las podemos utilizar”.

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