DAVID DEL CAMPO. DIRECTOR DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL EN SAVE THE CHILDREN
OPINIÓN

La caravana de la infancia

Una segunda caravana de migrantes, entre ellos niños y mujeres, sale de San Salvador (El Salvador), rumbo a los Estados Unidos.
Una segunda caravana de migrantes, entre ellos niños y mujeres, sale de San Salvador (El Salvador), rumbo a los Estados Unidos.
Rodrigo Sura / EFE
Una segunda caravana de migrantes, entre ellos niños y mujeres, sale de San Salvador (El Salvador), rumbo a los Estados Unidos.

Es muy común que en Centroamérica un niño de 12 años abandone la escuela, especialmente en las familias más pobres. También es común que con 12 años un niño haya sufrido violencia de forma directa; violencia que, en ocasiones, tiene nombre de violación o de la propia muerte.

Guatemala, Honduras y El Salvador son algunos de los países más peligrosos para ser niño o niña. Cuando vemos que un menor de 12 años huye de su pueblo en un viaje incierto hacia Estados Unidos no lo hace por cumplir un sueño, lo hace porque es la única forma de escapar del infierno en el que vive. En resumen, este es el guion de la inmensa mayoría de niños y niñas que forman la caravana migrante que hoy vemos en los medios de comunicación.

Cada año, aproximadamente medio millón de personas intentan llegar a Estados Unidos, lo que demuestra que esta caravana es solo la punta del iceberg de la crisis migratoria que hay en Centroamérica. En Save the Children llevamos muchos años trabajando con estas caravanas: desde sus lugares de origen para combatir la pobreza y la violencia de la que huyen los niños, durante el viaje que hacen desde Centroamérica y también en Estados Unidos, al otro lado de ese muro que es más alto y grueso cada día.

Trabajar por y para la infancia significa que un niño nunca puede dejar de serlo. No podemos permitir que haya gobiernos que no traten a los niños como lo que son. Un niño o niña que huye de la violencia y de la pobreza, no es un delincuente. Un menor jamás debe ser tratado como un narcotraficante o un terrorista. Un niño o niña nunca puede ser deportado ni detenido; tampoco puede ser separado de su familia. Sin embargo, en Centroamérica y en EE UU esto está ocurriendo.

La ya famosa caravana debe servir para poner el foco en las graves violaciones de la normativa internacional que protege a la infancia. La gravedad de los acontecimientos hace que sea urgente declarar esta situación como emergencia humanitaria, como ya ha hecho Save the Children con la campaña #InfanciaEnPeligro.

Debemos proteger la vida y la dignidad de los niños y niñas que van en esa caravana y en muchas otras, así como los derechos de los 13.000 menores no acompañados que hay retenidos en Estados Unidos. Este acontecimiento migratorio es algo más que unos miles de personas queriendo llegar a Estados Unidos. La caravana migrante es un grito de denuncia a nivel global.

En Save the Children tenemos muy claro que un niño es un niño en cualquier circunstancia, y que su dignidad y derechos exigen la más contundente de las luchas. No vamos cesar en seguir denunciando esta situación y no vamos a dejar de ayudar a los niños y niñas que más lo necesitan. Porque los derechos de la infancia deben ser respetados.

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