CARMELO ENCINAS. DIRECTOR DE OPINIÓN DE '20MINUTOS'
OPINIÓN

La batalla de Andalucía

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

En Andalucía ya todo huele a elecciones. Tres semanas faltan aún para el arranque oficial de la campaña, pero nada de lo que ocurre en la vida pública andaluza es ajeno a la cita del 2 de diciembre en la que tanto se juegan los grandes actores de la política, y no solo a nivel regional.

A nadie puede extrañar que los líderes nacionales se dejen caer por allí con cualquier excusa al entender que los resultados de la batalla de Andalucía marcarán tendencia no solo en las elecciones municipales y autonómicas de mayo próximo, sino también para las generales. Así se explica la entusiástica presencia del presidente del Gobierno en el comité del PSOE andaluz del sábado pasado y los besos y apretones intercambiados con su otrora encarnizada rival interna Susana Díaz

No hay tanta hipocresía en esas muestras de afecto como sus oponentes creen ver. El poder es el mejor pegamento y en política los rencores suelen caducar con el cambio de circunstancias. A decir verdad, lo mismo sucede con los afectos. Díaz y Sánchez ya no rivalizan por dirigir el PSOE, y ambos saben que para mantener las posiciones que ocupan han de trabajar juntos y escenificarlo en lo posible para borrar cuanto antes del imaginario público la imagen de división que lastraba al socialismo español.

Las encuestas de salida no vislumbran para el PSOE riesgo alguno de que vaya a perder la hegemonía de que ha gozado casi cuatro décadas. Aunque esos primeros sondeos no le dan mayor relevancia al 'efecto Sánchez', e incluso reflejan una caída en el número de escaños, parece claro que los socialistas seguirán gobernando la Junta de Andalucía. Ni la demoscopia más adversa para el puño y la rosa augura una alternancia en el poder que sus opositores reclaman como un ejercicio de higiene democrática que purgaría los casos de corrupción y nepotismo que abochornaron años atrás la vida pública andaluza.

Esos mismos que reclaman que algo tan abyecto como los ERE les pase la factura que merece a los socialistas deberían preguntarse también por el nivel de oposición que hicieron ellos para no ser capaces de tumbarlos con semejante desgaste. La realidad es que ningún partido ha logrado mimetizarse con el territorio como lo ha hecho el PSOE en Andalucía, una sintonía que, para mantener su fortaleza en los términos que exhibe, ha de ir necesariamente mas allá de las "redes clientelares" que sus rivales se esfuerzan en denunciar.

Quedan cinco semanas para el 2 de diciembre y, aunque nada esté decidido, se vislumbran ya las claves de la contienda. Uno de los frentes estratégicos será el que encare al PP con Ciudadanos por la primera plaza en la oposición, una prueba de fuego para el liderazgo de Casado, que allí en el sur siente ya el aliento de Rivera en su cogote. Algo que no es fácil que consiga Teresa Rodríguez con Susana Díaz: Adelante Andalucía, la coalición que encabeza la líder de Podemos en su entente con IU, apenas pasa, según las prospecciones, de cosechar lo que ya obtuvieron en el 2015 por separado.

Será una campaña a cara de perro y una noche electoral emocionante, pero al final el baile de los pactos decidirá una vez más la batalla de Andalucía.

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