BELÉN MOLLEDA. PERIODISTA
OPINIÓN

Elecciones a la vuelta de la esquina

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el marco de las reuniones para recabar apoyos en la investidura.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el marco de las reuniones para recabar apoyos en la investidura.
EUROPA PRESS
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto al secretario general de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en el marco de las reuniones para recabar apoyos en la investidura.

La investidura de Sánchez se complica después de que Unidas Podemos decidiera consultar a sus inscritos si prefieren un gobierno de cooperación o de coalición, para mayor enfado del presidente en funciones, tras darle vueltas a si Iglesias debería tomar parte o no del Ejecutivo.

La viabilidad de una investidura en julio se aleja pese a que parece que el PNV está dispuesto a apoyarla y ERC, que precipitó las elecciones al rechazar los Presupuestos para 2019, a abstenerse.

Dice un viejo proverbio árabe que todo lo que sucede una vez, puede que no ocurra más, pero que lo que sucede dos veces, ciertamente ocurrirá una tercera. Podemos tumbó en 2016 la investidura de Sánchez y podría hacerlo también en julio. De ser así, no es de extrañar que este rechazo se repita una tercera vez, en septiembre. Con ello, las cuartas elecciones generales en tres años estarían servidas, a no ser que Cs desempolvara aquel pacto de gobierno que firmó con el PSOE en 2016 y decidiera respaldarlo ahora que los votos de ambos partidos sí suman. Otra opción es que el PP se olvidara del «no es no» y se abstuviera, algo altamente improbable.

El horizonte en la derecha no está más claro. PP, Cs y Vox están enzarzados con las investiduras en Madrid y Murcia, en un contexto en el que el CIS sitúa la política como el segundo problema de los ciudadanos.  Así, tenemos un Ejecutivo de izquierdas que gobierna con un presupuesto elaborado por la derecha, un Parlamento en el que desde hace tres años no hay manera de ponerse de acuerdo y un país que, pese a todo, crece más de lo esperado, a juzgar por las revisiones al alza de las previsiones de crecimiento. Ver para creer.

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