Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

La voladura del centro

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, comparece junto su equipo.
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, comparece junto su equipo.
JESÚS HELLÍN / EP
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, comparece junto su equipo.

Se estudiará en las universidades. Las facultades de Políticas habrán de incorporar a sus programas el necesario análisis de lo acontecido en España con Ciudadanos. Una formación que emergiendo casi de la nada logró alcanzar, en un tiempo récord, apoyos electorales que le otorgaron un papel determinante en la consecución de numerosos ejecutivos locales y regionales. Tuvo incluso a su alcance el Gobierno de la nación y todo eso se esfumó como por ensalmo a causa del error de cálculo en que incurrió el líder que logró la hazaña de elevar a pulso su formación. Alguien le convenció, o se convenció solo, de que podía arrebatar la hegemonía de la derecha al partido que la ostentaba desde hace décadas, al que por cierto ahora no parece hacerle ascos, y abandonó la estrategia de centro que lo había encumbrado. El resultado en términos gráficos fue la foto de Colón que, a pesar de tener poco más de dos años, ha adquirido un tono sepia casi decimonónico.

Albert Rivera se marchó, le dejó el marrón a Inés Arrimadas y la nueva líder de los naranjas intentó recuperar la centralidad perdida retomando el rol de bisagra entre izquierda y derecha que tan buenos réditos electorales les había dado. Una operativa de alto riesgo en la que no cabían ingenuidades como la de plantear una sola moción de censura en Murcia sabiendo que ya hubo amagos de adelantar elecciones en Madrid. La política de cuchillo en la boca que impera en España no admite el término medio.

Ciudadanos se encuentra así, a tenor de las encuestas de distinto pelaje, en un riesgo de desintegración al que contribuye con su acción indisimulada de acoso y derribo la dirección del Partido Popular, el más interesado en que ello acontezca. Su secretario general, Teodoro García Egea, cuestionado internamente por su excesiva injerencia en las organizaciones territoriales del PP, como en Andalucía, se ha reivindicado a sí mismo incitando a la deserción en Cs.

Ciudadanos se encuentra, a tenor de las encuestas, en riesgo de desintegración al que contribuye la dirección del PP

Su gran aliado en esta operación ha sido y sigue siendo el exsecretario de Organización de los naranjas Fran Hervías al que García Egea no dudó en incorporar como asesor a la cúpula del PP. Hervías, con la mejor información sobre los cuadros territoriales de Ciudadanos y cierta impudicia, colabora activamente en ese trabajo de zapa para dinamitar el partido que lo promocionó. Es el muñidor de las deserciones de una veintena de cargos institucionales de toda España, una buena parte de los cuales se han marchado al PP y otros están en trance de hacerlo.

Arrimadas se enfrenta así a la necesidad de taponar esa sangría y dar la vuelta a los sondeos en Madrid. En la convocatoria electoral del 4 de mayo, Ciudadanos se juega el ser o no ser. Un escenario tan polarizado como el que esos comicios pintan es el peor de los posibles para la dirección naranja que trata de transmitir un mensaje de centralidad y moderación. Su objetivo primordial es superar ese 5 por ciento que la ley electoral madrileña exige para obtener escaño y que ahora muchas encuestas le niegan o le sitúan al borde de alcanzarlo. De superar esa cota, Ciudadanos habría experimentado igualmente un desplome espectacular pero, paradójicamente, su influencia podría ser igual o incluso mayor que la que tuvo en la formación de gobierno de la anterior legislatura. La diferencia estriba en que esta vez, dado el brutal enfrentamiento entre las direcciones del PP y Ciudadanos, podría amagar con inclinarse por una alternativa de gobierno al otro lado del espectro político. El centro parece abocado a la orfandad y su voladura pudiera ser el 4 de mayo. Pero eso, no lo decidirán los sondeos sino las urnas.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento