Helena Resano Periodista
OPINIÓN

100.000 vatios de luz

Una lámpara ilumina el campo.
Una farola ilumina el campo.
PIXABAI / PEXELS
Una lámpara ilumina el campo.

Las palabras importan. Lo que dices importa, cómo lo dices y en qué tono. Y cada día, cada día, haz el esfuerzo de pensar bien cómo te diriges a los demás, qué mensajes lanzas con tus palabras, cuando estás contenta/o, cuando estoy enfadada/o, cuando quieres conseguir algo, cuando das órdenes o las recibes, cuando comunicas, que es en definitiva lo que haces en cada momento, comunicar... Porque lo que dices te define, te representa y solo depende de ti conseguir que en cada palabra que digas ofrezcas luz.

Ahí va mi mantra diario de los últimos meses, el ‘padrenuestro’ con el que me levanto cada día y que me repito a mí misma. Y cuesta cumplirlo, ¡vaya que si cuesta, como subir el Himalaya cada día! Y conforme pasan las semanas, más. Pero te lo tienes que repetir, porque si no, acabas emponzoñado en esa negatividad en la que no nos podemos permitir caer. No ahora. Así que, en lo que me toca, en mi pequeña parcela, me recuerdo que, si proyectas pesimismo, recibirás pesimismo. Si proyectas odio, no esperes recibir comprensión ni apoyo. Si das oscuridad, no recibirás luz.

"Lo que dices te define"

El objetivo es ser 100.000 vatios de luz para quien tengas a tu lado. Para tus amigos, para tu familia, para tus compañeros de trabajo. Ser esa enorme estación eléctrica que ilumina y que proyecta. Es imposible tener todos los días, las 24 horas, la estación trabajando a full, con todos los equipos encendidos… Los plomos se acaban fundiendo, cierto, pero con dejar siempre una pequeña luz encendida, ya es. Ser esa luz encendida en mitad de la noche, la lamparita de la mesilla que da seguridad a los niños cuando son pequeños (mis hijos se han tirado años pidiéndome que les dejase una luz encendida toda la noche).

Me parece una virtud quien logra ser luz en la vida de otros. Yo tengo la suerte de tener un par de focos muy potentes a mi lado, que me iluminan desde hace tiempo, que no me dejan perderme en la oscuridad, aunque me tiente. Porque la tentación es enorme. Y creo que solo por eso soy una afortunada. Aunque no me haya tocado jamás la lotería.

"Revisemos los plomos porque va a tocar encender cada farola para iluminar la salida"

Pero me gustaría ser luz también para los demás. Al menos para los que tengo cerca. Ser esos 100.000 vatios de luz que ayudan a encontrar el camino, a no tropezar, a conseguir iluminar los sueños, las tristezas, los baches, ayudar a no caer. O al menos saber cómo hacerlo, cómo saber cuándo te necesitan. La vida se ha complicado, muchísimo, y la situación no es fácil. Este último tramo está siendo especialmente difícil para todos, pero nunca fue fácil, tampoco cuando no existía la Covid. Hemos consumido casi un año en esta pesadilla en la que hemos tenido que despedirnos, sin poder decir adiós, de demasiada gente, en la que muchos han perdido su trabajo o su negocio. Vayamos revisando los plomos de la estación porque va a tocar encender cada farola para poder iluminar la salida.

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