José María Lanzuela Asociado de Economics en PwC
OPINIÓN

¿Nos dirigimos al desastre económico?

Preocupación en la Bolsa de Nueva York.
Preocupación en la Bolsa de Nueva York.
REUTERS
Preocupación en la Bolsa de Nueva York.

Cerca de cumplir los dos años desde que comenzara la pandemia de la Covid-19, seguimos sin poder bajar la guardia. La recuperación económica está siendo menos boyante de lo que se esperaba, y la inflación parece llegar ya a cada rincón. Si la caída de las bolsas del año pasado y la posterior crisis económica se compararon con el crack del 29 y la Gran Depresión, la situación actual ha llevado a muchos a hablar de estanflación (combinación de estancamiento económico y elevada inflación) y crisis de los 70 −justo cuando parecía que lo que tocaba eran los felices años 20, ya es mala suerte−.

Vacunación de jóvenes de 12 a 15 años en Barcelona
Vacunación de jóvenes de 12 a 15 años en Barcelona
Europa Press

Antes de entrar a valorar hasta qué punto deberíamos preocuparnos, no está de más recordar que un titular alarmista vende siempre más que uno optimista (o realista), especialmente en economía. La gloria del “yo ya la dije” al acertar en predecir una crisis compensa con creces la intrascendencia de fallar. Con la estanflación y la comparación con los 70 está pasando algo parecido. Existen riesgos, sí, pero eso no quiere decir que se vayan a materializar; al menos, no todos.

Manifestación contra la subida del precio de la luz y gas en Madrid
Manifestación contra la subida del precio de la luz y gas en Madrid
Europa Press

En primer lugar, que el crecimiento esté decepcionando no significa que estemos ante un estancamiento. Aun con el mal dato del tercer trimestre de este año (2%, frente al 2,7% esperado) y a la espera de posibles revisiones al alza, España crecería en torno a un 4% en 2021 (según cálculos de Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics) y alrededor de un 5% en 2022. Si a esto le sumamos unos datos de empleo y producción positivos, ¿por qué la sensación general es la de que nos dirigimos al desastre?

La respuesta probablemente tenga que ver con la otra parte de la ecuación, la inflación, y el negativo flujo de noticias en el que se ha visto envuelta durante las últimas semanas. A destacar, los titulares sobre “el gran apagón” y el desabastecimiento.

¿Se acerca ''el gran apagón''?
¿Se acerca ''el gran apagón''?
Wochit

En España, el IPC aumentó un 5,5% interanual en octubre, mientras que la inflación subyacente, que descarta alimentos no elaborados y productos energéticos, lo hizo en un 1,4%. Entre los principales motivos se encuentran el incremento del precio de la energía, en especial del gas; los cuellos de botella en la cadena de valor global, fruto de una demanda que se ha recuperado con mucha mayor rapidez que la oferta gracias al estímulo de gobiernos y bancos centrales; y el efecto base de comparar los precios actuales con los de 2020.

Gente espera en las llamadas 'colas del hambre' en Aluche (Madrid).
Gente espera en las llamadas 'colas del hambre' en Aluche (Madrid).
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Estos fenómenos están siendo más agresivos y persistentes de lo que se esperaba, y son realmente la semilla del temor a una crisis similar a la vivida en los 70. El principal riesgo es que la inflación termine contagiando de forma significativa a los salarios, y ello degenere en una espiral de aumento de precios descontrolada.

Por el momento, sin embargo, parece lógico esperar que las presiones inflacionarias actuales vayan perdiendo fuerza a lo largo de 2022. Esta es la posición de la mayoría de bancos centrales, que están comprometidos a aguantar el temporal y evitar una subida de tipos de interés que mermaría la recuperación económica y podría terminar demostrándose prematura. Mientras, a los ciudadanos nos tocará afrontar una paulatina pérdida de poder adquisitivo que, de terminar remitiendo en 2022, habrá merecido la pena. No podemos bajar la guardia, pero el pánico no está justificado. La vuelta a los 70 puede esperar.

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