OPINIÓN

No dejes de mirar

Meryl Streep en 'No mires arriba'.
Meryl Streep en 'No mires arriba'.
Meryl Streep en 'No mires arriba'.

Desde que el pasado día 24 se estrenó en Netflix, la película de Adam McKay No mires arriba se ha hecho tan presente que está en todas las conversaciones, tanto virtuales como reales. Ya sabrán, la denuncia de la lentitud en la respuesta ante el cambio climático a través de una parábola: unos científicos alertan de que un meteorito se acerca peligrosamente sobre la tierra, con una dimensión tal que puede provocar una extinción masiva. Y a partir de ahí, el papel de cada uno ante la inminencia de la catástrofe.

La película es una invitación a mirar, a comprometerse, a que cada uno desde su posición no deje de ver y actuar. El estreno coincide con el lanzamiento, en el Consejo de Ministros de este martes, de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional para adaptarla a las nuevas coordenadas geopolíticas, sanitarias, digitales o climáticas. Esta estrategia se preocupará de disponer de una reserva de bienes esenciales, o la capacidad para generarlos dentro de nuestro país, para atender demandas como el material preciso ante una pandemia, o los abastecimientos para la industria. El proyecto incluye Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, ya que se trata de contar con los recursos de todo el país. También a las empresas, a las que se les puede obligar a tener latentes líneas de fabricación con capacidad para activarse con rapidez.

Pero siguiendo el mensaje de la película -no dejes de mirar-, hará falta algo más que un articulado normativo. Desde lo pequeño. El 13 de marzo de 2020 era cesado uno de los que 'vio' pronto: el jefe de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía, José Antonio Nieto, que fue destituido de su puesto tras ordenar en enero, ante las noticias que llegaban de China, el uso de guantes y mascarillas para las fuerzas de seguridad que operaban en puestos fronterizos. Ahora, los fabricantes de mascarillas, algunos de los cuales han realizado una inversión extra -a veces subvencionada por el Ministerio de Industria-, tienen dificultades para vender sus productos a la Administración: como están hechas en España, a coste salarial e impositivo patrios, salen algo más caras que las importadas y en varias subastas públicas han perdido los contratos frente a las que llegan de China.

No dejes de mirar.

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