Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

¿Dónde se han metido?

'No más vacunas' o 'No a los test PCR' fueron algunos de los mensajes que se pudieron leer este domingo en las pancartas de la manifestación negacionista.
Una protesta de antivacunas y negacionistas del coronavirus.
Fernando Alvarado/ Efe
'No más vacunas' o 'No a los test PCR' fueron algunos de los mensajes que se pudieron leer este domingo en las pancartas de la manifestación negacionista.

Si ustedes se fijan, los medios de comunicación hablan de las vacunas más que nunca desde antes de que naciera, al menos, cada uno de nosotros. Los telediarios, los periódicos, internet: todo el mundo está a vueltas con las famosas vacunas. Pero ¿qué se discute? Pues cosas bastante razonables que tienen más que ver con la estrategia y con la organización que con otra cosa.

Que si la de Pfizer es un incordio porque tiene que estar congelada. Que si la de Moderna es mejor. Que si la de AstraZeneca (anda, que vaya nombre le fueron a poner) provoca o no trombosis, y si hay que ponérsela a los mayores o mejor no. Que si la de Johnson & Johnson es más rápida y más sencilla, como el champú que hacen. Que si la vacuna española será la repera limonera: barata, de una dosis y se pone por la nariz; pero habrá que esperar un año aún…

Y yo me pregunto: ¿dónde rayos se han metido los antivacunas? Los conspiranoicos de salón y los ‘bosés’ de las narices, ¿qué se hicieron? Aquellos esgarramantas de las manifestaciones de Colón, que decían unas sandeces como peñascos alentados por la extrema derecha, ¿dónde están?

Pues no es difícil de imaginar. Estarán todos en casa, calladitos, esperando a que les llamen para ponerse la vacuna. Esa vacuna que habrá de salvarles la vida a ellos (y lo saben perfectamente), lo mismo que a todos. Esa vacuna que, salvo que Brasil termine de reventar en manos de ese desquiciado de Bolsonaro, derrotará a la pandemia en todo el mundo.

La Covid-19 está siendo un desastre, eso está claro. Pero una cosa buena sí habrá tenido: habrá tapado la boca, quiera Dios que para siempre, a los insufribles, vocerones y mentirosos antivacunas. Ya era hora.

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