Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La implicación de Toñi Moreno en 'Secret Story'

Toñi Moreno en el plató de Secret Story
Toñi Moreno en el plató de Secret Story
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Toñi Moreno en el plató de Secret Story

Toñi Moreno remueve el género del reality show. No es una presentadora, es una comunicadora. ¿Cuál es la diferencia? Mientras que la presentadora da paso a vídeos y lee el guion -aunque no siempre comprenda lo que está leyendo-, la comunicadora directamente empatiza con el espectador. Y, como consecuencia, el espectador conecta con ella. 

Así Moreno está dando un giro al debate de Secret Story, pues se implica en el programa con inteligencia emocional. Huye de moderar con esa trascendencia artificial que sobreactúa el conflicto e intenta entender cada requiebro de guion. Se ha estudiado lo que sucede en la convivencia y se lo lleva a su terreno de conversación calmada entre amigos. Así el tono de la tele-realidad muta por completo. Es más natural.

Porque un formato televisivo cambia en función de su maestro de ceremonias. Aunque a veces las cadenas se olviden de que los presentadores no pueden ser intercambiables. La cualidad de Toñi Moreno es que es la antítesis de la postura. Transmite verdad. Hasta cuando la verdad se escapa se le nota en la cara. De hecho, una de sus grandes técnicas en directo es su talento a la hora de incorporar los fallos. No los mete debajo de la alfombra y los explica: los comparte en su compromiso con la audiencia. De esta forma, el público se siente partícipe de lo que acontece en el programa. También de los entresijos. Siente que es uno más.

Toñi Moreno proyecta honestidad. Y eso es muy complicado en un reality de Telecinco. Aunque no sigas la trama, se puede ver el espectáculo simplemente por cómo actúa ella en escena. Lo que hace más grande al debate de Secret Story, donde Moreno no fuerza el previsible morbo y engancha cuando rebate lo simple. Porque nada es simple. Lo que actualiza al compás del hoy unas dinámicas del reality show que se están quedando con códigos viejunos que ya están superados en la sociedad. Una sociedad compleja. Como Toñi Moreno, que explica el relato del culebrón del concurso de una manera muy orgánica que no busca alarmar de nada, sólo disfrutarlo con ese espíritu crítico y sentido del humor que hace más poderosa la experiencia televisiva. También en el entretenimiento.

La perfección es olvidable, la autenticidad no. Moreno es imperfecta y, por eso mismo, es cercana. Ni es ni quiere ser un busto parlante. Es una comunicadora que sabe acudir a la pregunta y la respuesta que el espectador necesita. Es más, sabe compartir con el espectador incluso sus dudas. Si cae, intenta levantarse. Puede ser difícil continuar, pero lo intenta. Y no oculta sus inseguridades, porque compartir con el espectador no es vulnerabilidad, es complicidad. 

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