Helena Resano Periodista
OPINIÓN

El desvelo de Johnson

UK Prime Minister Boris Johnson visits Tollgate Medical Centre
El primer ministro británico, Boris Johnson.
Evening Standard/Jeremy Selwyn
UK Prime Minister Boris Johnson visits Tollgate Medical Centre

La noche electoral fue muy larga y una auténtica pesadilla para muchos, especialmente en la Casa Blanca, pero también, al otro lado del charco, en el 10 de Downing Street. Boris Johnson se jugaba mucho con la victoria de Joe Biden. Y lo sabía. Sin Trump en el despacho oval, su acuerdo económico con Estados Unidos y por tanto su mejor baza para vender definitivamente el brexit como un éxito para los británicos empezaba a desvanecerse.

Al día siguiente, durante la sesión en el Parlamento británico, a Johnson lo pillaron echándose una cabezadita en medio del debate. Su equipo se apresuró a decir que había trasnochado mucho siguiendo el recuento de Estados Unidos. Para entonces Johnson aún albergaba la esperanza de que el recuento en Pensilvania y Georgia obraran el milagro. Pero una semana después, la realidad le dejó compuesto y sin acuerdo. Una pesadilla a poco más de un mes de cerrar definitivamente el acuerdo del brexit con Europa y de empezar, ahora sí, a navegar solo en un mundo que ha cambiado mucho desde que ganó el referéndum de salida de la Unión Europea.

"Johnson encarna el mejor ejemplo de que gobernar a golpe de efectos especiales es la peor estrategia posible"

Dos días después de aquella victoria, la del brexit, Trump, entonces todavía candidato a la Casa Blanca, aterrizó en uno de sus complejos hoteleros de Escocia y, desde allí, felicitó a Johnson y a los británicos por "haber recuperado el control de su país: la gente está cabreada y ellos no serán los únicos (en tomar el camino de salida)".

Johnson no es únicamente uno más de los muchos damnificados por la victoria de Joe Biden. Johnson encarna también el mejor ejemplo de que gobernar a golpe de efectos especiales, sin poner luces largas, sin una hoja de ruta muy clara y tapando todo esto con muchos fuegos artificiales, es la peor estrategia posible. Fio todas sus cartas al acuerdo con Trump (a ese acuerdo que el todavía presidente de Estados Unidos llamó "fantástico") y ahora mismo tiene que buscar, contra reloj, una salida. Con Trump a su lado podía tener la tentación de "plantar" a la Unión Europea y llegar al 31 de diciembre saltándose el acuerdo con sus exsocios. Sin Trump, esa posibilidad sería un suicidio.

Johnson imaginó un mundo ideal sin Europa, con un aliado fuerte como Estados Unidos y demostrando a los británicos que el acuerdo europeo era un fracaso para el Reino Unido. Ahora mismo, el acuerdo económico con sus exsocios no está cerrado, las empresas e intereses británicos tienen mucho que perder si Johnson se enroca en hacer más malabarismos y no afronta la realidad. Una realidad que sigue marcada por la Covid: el país está confinado y la vacuna, por mucho que queramos, tardará en traernos la normalidad unos meses más. Unos meses que pueden ser agónicos. Veremos.

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