Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Navidades oscuras

Una mujer viuda y de riesgo, Carmina con su hija Patricia preparan la cena de Nochebuena durante la pandemia en Móstoles (Madrid), a 24 de diciembre de 2020. Los años anteriores, esta familia han pasado las cenas de Navidad con más parie
Una mujer y su hija preparan la cena de Navidad
Eduardo Parra - EP
Una mujer viuda y de riesgo, Carmina con su hija Patricia preparan la cena de Nochebuena durante la pandemia en Móstoles (Madrid), a 24 de diciembre de 2020. Los años anteriores, esta familia han pasado las cenas de Navidad con más parie

Mal que bien, ha pasado una Navidad inolvidable: la pandemia y su bastardo, el virus ómicron, han empañado unas fiestas que tradicionalmente compensan con alegría y buenos propósitos de los sinsabores del año que termina. En esta ocasión han sido poco generosas las fiestas. Muchas familias no pudieron reencontrarse como era su deseo y otras tuvieron que celebrarlas divididas por algún que otro contagiado que se tuvo que quedar relegado con esa sensación de apestado que proporciona la Covid.

Ya creíamos que el peligro había pasado, después de un verano tranquilo, pero al final el virus irrumpió de nuevo en nuestras vidas en el peor momento. Ha sido una Navidad empañada por el miedo y el disgusto. La imagen que quedará son las colas en las farmacias. Los test de antígenos se han agotado con mayor rapidez que el turrón. Los negocios de hostelería, que esperaban resarcirse de los vaivenes de la pandemia han sufrido una nueva frustración. Las cancelaciones de las reservas de comidas y cenas fueron el mejor indicador del destre.

"Creíamos que el peligro había pasado, pero al final el virus irrumpió de nuevo en nuestras vidas en el peor momento"

En medio de tanto disgusto, consuela un poco observar que la enfermedad no es tan grave como en anteriores versiones. Muchos que la están padeciendo restan gravedad a su estado. Y algunos científicos se arriesgan pronosticando que estamos ante el fin de una amenaza que creíamos eterna. La esperanza es que no se equivoquen y el maldito coronavirus se retire por el foro dejando, eso parece inevitable, un rastro de amenazas similares a las de la gripe que ya teníamos asumida.

Serán unas Navidades tristemente históricas. La permanente amenaza de conflictos armados queda eclipsada ante el peligro de los enemigos más pequeños.

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