Donald Trump no se está limitando solo a propagar urbi et orbe que las elecciones que le desplazarán del poder son fraudulentas. Conforme transcurren las horas, los Estados donde se han contado y recontado los votos certifican que los escrutinios han sido correctos. Mientras tanto, el presidente saliente sigue tomando decisiones, destituyendo a funcionarios y reemplazándolos por otros de su entera confianza.

El secretario de Estado, Mike Pompeo le hace secundado reiterando ante la comunidad internacional que las elecciones están sin resolverse. Además, Trump mantiene paralizado el proceso para la transferencia de poderes el 20 de enero próximo. Ha prohibido a los encargados de negociar el traspaso que hablen con los representantes de Biden. Y lo que es más deplorable: ha dado la orden de bloquear las felicitaciones y correspondencia que vayan dirigidas a Biden en su condición de presidente electo.

La censura impuesta a la correspondencia mantiene bloqueadas centenares de felicitaciones de jefes de Estado de todo el mundo. Hasta ahora solo cuatro países, Brasil, México, Rusia y China se han negado a reconocerle. Claro que Biden no está por perder el tiempo. Es consciente de los problemas que 

heredará en el ámbito de las relaciones internacionales y ya ha comenzado a mantener contactos directos.

La ronda la inició con el primer ministro de Canadá, Justin Trudoau, seguido de la canciller de Alemania, Angela Merkel, el presidente francés Emmanuel Macrón y el “premier británico, Boris Johnson. También ha hablado ya con los jefes de Gobierno de Japón, Australia y Corea del Sur. No consta precedente de que un presidente electo se halle sometido a semejante censura.