Son ya muchos meses los que llevamos viviendo con angustia y, ahora, cuando nos encontramos a punto de encarar el final del año y con la Navidad a la vuelta de la esquina, es cuando a mí más me está haciendo mella todo esto.

Casi sin darme cuenta he pasado de ser una persona divertida en las redes sociales a ser seco y aburrido. Yo, que soy muy de abrazar, y de abrazar bien, ahora ni me sale hacerlo (y eso que lo necesito). Soy más de estar en casa que nunca, y antes tenía un plan diferente para, al menos, cada día de la semana: fiestas, eventos, conciertos… Ay, conciertos… ¡Cuánto necesito ir de concierto!

"Os invito a que coreéis los himnos de vuestras vidas más fuerte que nunca"

Tengo entre mis planes para abril ir a ver a Melanie C, la deportista de las Spice Girls, y hoy, que han salido a la venta las entradas para la nueva gira de La Oreja de Van Gogh, también quiero pillarlas. Necesito escuchar a La Oreja en directo: bailar con sus temazos, reír mientras berreo las letras de sus canciones a pleno pulmón… Me muero de ganas por volver a disfrutar de la música en un espacio que garantice todas las medidas de seguridad porque ahora, más que nunca, necesitamos abstraernos del mundo exterior, meternos en una burbuja llena de arte y profesionalidad y bailar al ritmo de una música que nos haga desquitarnos de lo que se vive ahí fuera.

Ahora, que todos sabemos cómo tenemos que comportarnos y que el sector de la cultura está más dañado que nunca, os invito a que vayáis a conciertos, acudáis a los teatros, llenéis de aplausos la nueva gira de La Oreja de Van Gogh y coreéis los himnos de vuestras vidas más fuerte que nunca, porque sabemos qué es lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo, y porque hay artistas como ellos (o Mónica Naranjo) que, armándose de valor, están trabajando muy duro para seguir entreteniéndonos. Como en el Titanic: la música nunca para.