Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

La batalla del lenguaje

Cayetana Álvarez de Toledo critica el diálogo entre PSOE y ERC
Cayetana Álvarez de Toledo critica el diálogo entre PSOE y ERC
Europa Press
Cayetana Álvarez de Toledo critica el diálogo entre PSOE y ERC

Si el papel lo aguanta todo, el lenguaje todavía aguanta más. En los últimos días asistimos a una cabalgata de retóricas altisonantes destinadas a forzar la realidad en el intento de adaptarla al interés de cada cual. Esta semana se ha producido una inusual concentración de contactos, reuniones y llamadas de contenido político y cada uno ha contado lo que le ha convenido.

Así ocurrió en ese maratón de telefonazos que realizó Pedro Sánchez a los presidentes autonómicos para diluir con su café para todos la exigencia de ERC de que llamara a Quim Torra. Y todo para que el presidente de la Generalitat le soltara su retahíla de reivindicaciones en la que no faltó la autodeterminación, la salida de los presos, el retorno de los huidos y el fin a la represión política que supuestamente se ejerce contra el independentismo.

Sánchez se tragó el sapo, a pesar de que Junts per Catalunya votará en contra de su investidura, quedó en que ya se verían si esta prosperaba y no hubo más. Por torpe e insensato que sea Torra no puede desconocer las limitaciones de un presidente de Gobierno, esté o no en funciones. Pedro Sánchez ni debe ni seguramente quiere pero, sobre todo, no puede atender ninguna de esas demandas porque ni siquiera está capacitado para hacerlo.

Pedro Sánchez ni debe ni seguramente quiere pero, sobre todo, no puede atender ninguna de esas demandas

Ni la autodeterminación ni la amnistía figuran en la Constitución y cualquier intento de activarlas sería fácilmente recurrible y anulado por el Tribunal Constitucional. Para que fuera viable habría que reformar la Carta Magna lo que requiere el consenso de dos tercios del Congreso, mayoría de la que nadie dispone. Otro tanto sucede con la suerte de los huidos a los que la ley reclama para que afronten los delitos que les imputan y el Gobierno, aunque lo pretendiera, nada puede hacer para evitarlo.

El del presidente de la Generalitat es un lenguaje muy distinto al de ERC, que afronta su Congreso este fin de semana enredado con la "unilateralidad". Mientras Oriol Junqueras, desde la cárcel, apuesta por relegar el término y la referencia explícita a la declaración de independencia, la portavoz, Marta Vilalta, proclama su negativa a renunciar a la vía unilateral, tal y como le ordena, desde su refugio dorado en Suiza, Marta Rovira.

De que nada se tuerza en ese Congreso puede depender la investidura del candidato socialista cuya aritmética despierta en verdad pocos entusiasmos.

Inflamar la inflamación

Hay quienes han elevado tanto el tono de sus críticas que emplean una terminología casi apocalíptica. En esta deriva irresponsable de inflamar la inflamación, nadie ha ido tan lejos como la portavoz del PP en el Congreso cuando asertó, sin despeinarse, que "el momento actual en Cataluña es más difícil que el del País Vasco cuando ETA asesinaba".

Ignoro lo que Cayetana Álvarez de Toledo sabe o recuerda de los años del plomo, pero a algunos nos tocó cubrir decenas de atentados y ver muchos cadáveres tiroteados o desmembrados. Es más, algunos vimos incluso reventar la fachada de nuestra propia casa con aquella bomba que asesinó a 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana. 

Nada de lo que hoy acontece, por desafortunado que le resulte a la portavoz popular, es comparable con aquel horror, y alguien en su partido se lo debería recriminar. En esta batalla del lenguaje, no vale todo.

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