Alejandra Jacinto Portavoz de Vivienda en Sumar
OPINIÓN

Ayuso pasa

Ayuso espera que "pronto" se pueda dejar de usar la mascarilla en exteriores
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
20M EP
Ayuso espera que "pronto" se pueda dejar de usar la mascarilla en exteriores

La gestión de la pandemia del Gobierno de la Comunidad de Madrid ha sido nefasta.

Así la ha calificado el Comité Europeo de las Regiones en su reciente informe. Madrid es la región de toda la Unión Europea donde mayor exceso de mortalidad ha habido. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística, refleja, esta misma semana, que Madrid duplicó el exceso de mortalidad de todo el Estado.

Básicamente, Madrid tiene el récord por ser la región donde peor han ido las cosas durante la crisis del coronavirus. Y no es de extrañar, porque el Gobierno del Partido Popular de la Comunidad de Madrid tan solo ha invertido el 1,6% de todo el dinero para hacer frente a la pandemia. En concreto, 67 millones de euros. El resto, casi 3.500 millones de euros, ha sido sufragado por el Gobierno de coalición mediante fondos COVID. Menos mal, si no, no sé qué hubiera sido de nosotros.

Lo cierto es que a Díaz Ayuso parece ocurrirle lo inverso que al rey Midas: todo lo que toca se convierte en desastre. El mejor ejemplo es que se le han caducado más de 100.000 vacunas en la nevera.

Lo cierto es que a Díaz Ayuso parece ocurrirle lo inverso que al rey Midas: todo lo que toca se convierte en desastre.

Pero su negligente gestión se aprecia, sobre todo, en la ejecución presupuestaria a la que, al fin, un año y medio después, todos los grupos parlamentarios hemos tenido acceso. En dicha liquidación se refleja que en 2020, en plena pandemia, quedaron sin ejecutar partidas destinadas a material sanitario, medicamentos e incluso oxígeno en las residencias de mayores.

No se gastó todo el presupuesto, pese a la necesidad imperiosa de hacerlo. Y esto ocurrió en las mismas residencias de mayores donde hubo 8.000 fallecidos como consecuencia directa de los 'protocolos de la vergüenza', órdenes directas de encerrar a las personas mayores en sus habitaciones y no ser trasladadas a hospitales.

Esta semana, la presidenta se excusaba sobre lo sucedido y en un programa de televisión de máxima audiencia decía que "cada cadáver había sido tratado con cariño". Una frase tan siniestra como desafortunada que durante la sesión de control del Pleno de la Asamblea de Madrid quise recordarle, para exigirle respeto para las víctimas y sus familiares.

Sin embargo, su respuesta fue una red flag; cruzó todas las líneas al espetarme que "sobre las cifras de fallecidos…. bueno, de verdad… hasta luego, da igual, paso".

Una absoluta falta de respeto ya no hacia mí -aunque lleve poco en política parlamentaria ya he podido comprobar que el decoro parlamentario no se lleva en esta Cámara-, sino para los familiares de las víctimas a los que la presidenta Díaz Ayuso debería pedir perdón y reparar el dolor.

Finalmente, la jornada parlamentaria acabó de forma accidentada tras el intento de la presidenta de la Cámara de cercenar la libertad de expresión de otra diputada durante el debate sobre contratación pública.

Visto lo visto, solo queda preguntarse: ¿por qué se ponen tan nerviosos los diputados del Partido Popular cuando se debate sobre contratación pública? Parece que Ayuso pasa de todo, menos de esto.

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