Arranca la campaña de las elecciones europeas más importantes de la historia reciente: "Hay que proteger la democracia"

"La democracia es un derecho, pero también una responsabilidad", dice el portavoz y director de comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch.
"La democracia es un derecho, pero también una responsabilidad", dice el portavoz y director de comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch.
"La democracia es un derecho, pero también una responsabilidad", dice el portavoz y director de comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch.
Sesión en Estrasburgo del Parlamento Europeo.
Mathieu CUGNOT - Atlas

"La democracia es un derecho, pero también una responsabilidad", dice el portavoz y director de comunicación del Parlamento Europeo, Jaume Duch. Lo que se juega en las elecciones europeas del 6 al 9 de junio —en las que 350 millones de votantes están llamados a las urnas— es la propia supervivencia de la UE como bloque, azotado en los últimos tiempos por shocks sin precedentes que hacen que estos comicios sean los más importantes de su historia reciente. Los últimos años han demostrado que la Unión tiene que hacerse mayor, y para ello necesita confrontar con otros modelos, convivir en un mundo cada vez más tensos y aprender lenguajes que parecía tener olvidados. Arranca así este viernes la campaña electoral, con un panorama que no da respiro.

La Unión está ahora mismo inmersa entre dos conflictos: Ucrania y Gaza, y por eso el llamamiento principal es el de "proteger la democracia" ante los riesgos globales. Además, el bloque está inmerso en una especie de doble moral muy complicada de gestionar, toda vez además que el poder de decisión en este sentido reside todavía en los gobiernos. El respaldo a Kiev permanece inamovible desde 2022 y en total el apoyo de la UE a Ucrania desde el inicio de la guerra de agresión de Rusia asciende a más de 88.000 millones de euros, según los datos compartidos por la Comisión. Asimismo, el país se ha convertido en candidato a la adhesión, más allá del respaldo financiero, político, militar y humanitario.

Con Palestina la situación es diferente, pese a que la Unión sigue siendo el principal donante y ha aumentado su ayuda. Pero la división de los 27 es palpable. España e Irlanda reconocerán el Estado palestino el próximo día 28, pero otros países como Alemania o Austria se mantienen del lado de Israel. El mensaje radica en la petición de alto el fuego, la liberación de los rehenes de Hamás y la entrada constante de ayuda humanitaria. Es lo que sale de boca de todos, pero el cerco sobre Rusia no es el mismo que sobre Tel Aviv, aunque haya voces que pidan más dureza, sobre todo en el lado izquierdo del espectro ideológico. No obstante, el Alto Representante, Josep Borrell, ha instado varias veces a no caer en esa "doble vara de medir" entre Ucrania y Palestina.

Los temas de la campaña, visto lo visto, son muy variados. Se empieza por la seguridad y la defensa. En ese escenario, hay dos bandos entre los Estados miembros. De un lado están los que quieren un impulso industrial (como España). De otro, los Bálticos, que ven tan cerca la amenaza rusa que su discurso roza el belicismo. Al mismo tiempo también la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha lanzado la idea de que, si ella sigue en el cargo, el Ejecutivo comunitario cuente con un comisario de Defensa. No obstante, este perfil estaría mucho más centrado en la industria que en el plano militar, pues lo último "chocaría directamente con los Tratados", en palabras del propio Borrell. La Comisión Europea ya ha presentado una estrategia para la industria de la Defensa a medio y largo plazo.

Aquí entra en juego también el clima. El equilibrio entre mantener casi intacto el Pacto Verde e invertir en industria de la Defensa es complicado, y por eso parece que la política climática pasará a una fase de pragmatismo. El mismo que tendrá que utilizarse al hablar de ampliación; ese debate se ha reactivado en la última legislatura y con nueve países en lista de espera es momento también de que la UE piense sobre su propia reforma para poder hacerse más grande. La estructura actual no soportaría un bloque de 35 Estados. Uno de ellos, Ucrania, inmerso además en una guerra. Los plazos en este sentido son mucho más largos, pero las conversaciones tienen que empezar a tomarse en serio.

A estos asuntos se añadirán otros que ya son perennes en la esfera europea como son la migración o la economía, así como las relaciones con Estados Unidos o China, sobre todo en un momento en el que las batallas comerciales o tecnológicas se pueden recrudecer. La agenda, por tanto, está muy llena, y la voz de la UE se escucha cada vez más alta. Así, parece que se abre la época de más emisiones de deuda conjunta, más inversiones públicas a nivel comunitario o nuevas herramientas para compensar el nuevo Presupuesto.

¿Y quiénes serán los protagonistas? Una destaca sobre el resto: Ursula von der Leyen. La presidenta de la Comisión Europea y candidata del PPE a repetir en el cargo lo tiene todo de cara para mantenerse en Bruselas, pero ha cometido errores en las últimas semanas que pueden poner en jaque su reelección. Mientras, surgen otros nombres como el de Mario Draghi y habrá que ver qué papel juega Meloni en las alianzas poselectorales para elegir los altos cargos. En esos top jobs habrá relevo en el caso del Alto Representante y del presidente del Consejo Europeo. Ni Josep Borrell ni Charles Michel repetirán, pero quien sí está en posición de hacerlo es Roberta Metsola al frente del Parlamento Europeo.

También son estos unos comicios con claras vertientes nacionales, sobre todo en algunos países miembros. Los europeos van a las urnas en un contexto marcado por la exigencia y la inestabilidad global, por lo que la perspectiva común de la cita cobra todavía más importancia. Pero eso no quiere decir que las elecciones no puedan ser a la vez una especie de plebiscito para algunos gobiernos que se encuentran en un momento clave de sus mandatos. Es el caso de Sánchez en España, Macron en Francia o Scholz en Alemania, que van acusando poco a poco el desgaste. En cambio, Giorgia Meloni en Italia o Donald Tusk en Polonia buscarán confirmarse en escenarios dispares y buscando aumentar su influencia en la Unión.

El mensaje es claro: el futuro de la UE está más en juego que nunca. Y el mapa político cambiará, o al menos eso dicen los sondeos. Las encuestas muestran un importante auge de la derecha radical, ahora dividida en dos grupos (ECR y ID), pero cuyo balance puede cambiar, sobre todo tras la ruptura de Marine Le Pen y Matteo Salvini, fundadores de ID, con los alemanes de AfD tras afirmar su candidato que "ser de las SS no implicaba ser un criminal" durante la II Guerra Mundial. Desde Francia avisan de que los grupos "serán enfocados desde cero". Resulta complicado ver una fusión total de la ultraderecha en la Eurocámara, pero su crecimiento puede llevarles a los 85 u 85 eurodiputados por cada una de las familias.

Los datos de las elecciones

El voto en los distintos países miembros se reparte en tres jornadas, de jueves a domingo, siendo este último el día en el que más Estados van a las urnas. Asimismo, el próximo Parlamento Europeo será más grande. Se redujo el número de eurodiputados de 750 (el máximo permitido en los Tratados) a 705 tras la salida del Reino Unido de la UE, y ahora la Eurocámara pasará a tener 720 asientos. Así, habrá Estados miembros que vean incrementado su volumen de diputados, entre ellos, de nuevo, España. 

¿Cómo se reparten? Alemania (96), Francia (81), Italia (76), España (61), Polonia (53), Rumanía (33), Países Bajos (31), Bélgica (22), Grecia (21), República Checa (21), Suecia (21), Portugal (21), Hungría (21), Austria (20), Bulgaria (17), Dinamarca (15), Finlandia (15), Eslovaquia (15), Irlanda (14), Croacia (12), Lituania (11), Eslovenia (9), Letonia (9), Estonia (7), Chipre (6), Luxemburgo (6) y Malta (6). A falta de una ley electoral europea -que está en marcha pero no aprobada por todos los países miembros-, lo que se celebra en realidad son 27 elecciones distintas en los 27 Estados miembros.

El número de eurodiputados elegidos por cada país de la UE se acuerda antes de cada elección y se basa en el principio de "proporcionalidad decreciente", según el cual cada eurodiputado de un país grande representa a más personas que un eurodiputado de un país pequeño. El número mínimo de eurodiputados por país es de seis y el máximo de 96. La suerte (electoral) está echada y estas elecciones son "más importantes que nunca". Y no parece un tópico.

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