Hubo un tiempo en el que el bipartidismo en España estuvo realmente tocado: fue entre 2014 y 2019, cuando las irrupciones de Podemos y Ciudadanos dejaron en mínimos al PP y al PSOE, sobre todo a los segundos. Pero la vida cambia y ahora, después del carrusel electoral de 2023 y 2024 con autonómicas, municipales, generales, gallegas, vascas y catalanes se puede afirmar que socialistas y populares han vuelto a un estado de salud casi óptimo. El 12M lo ha confirmado, con una victoria del PSC y con el PP como el partido que más crece. Por eso ambos encaran con mucho músculo las elecciones europeas del próximo 9 de junio.
La gran victoria de Salvador Illa y el impecable resultado de Alejandro Fernández son dos buenas noticias tanto para Pedro Sánchez como para Alberto Núñez Feijóo, y aunque las elecciones catalanas y las europeas tengan poco que ver su cercanía en el calendario hace que pueda haber une efecto contagio. La inercia es positiva para los dos grandes partidos aunque parece claro que sus campañas van a versar de asuntos muy diferentes. Desde el PP van a insistir en asuntos como la ley de amnistía -que apenas ha tenido foco en las catalanas- o en la gestión de los fondos europeos; mientras, el PSOE abogará por defender los avances conseguidos en la última legislatura europea, como la reforma del mercado eléctrico o el fondo de recuperación.
Las elecciones autonómicas y municipales fueron la primera gran victoria de Feijóo al frente del PP, y el 23J ganó pero no, y al final el que salió entero de aquello fue Sánchez. Galicia volvió a ser territorio popular y en Euskadi el que se apuntó el tanto fue el PSOE para seguir siendo bisagra en la formación del Gobierno. Ahora en Cataluña los dos celebran. ¿Y la europea? Parafraseando a Mariano Rajoy, el 9J podría ser un desempate para ambos, o incluso, de nuevo, un gol de los dos al mismo tiempo. En política influye también el discurso.
"En Cataluña se van a mover poco las cosas hasta después de las europeas", reconocen fuentes consultadas por 20minutos, que asumen que la cercanía de otra cita electoral hace que todo entre en un pequeño impass. Seguirá siendo una pieza clave Carles Puigdemont, que podría amarrar a Sánchez en corto para ser president a falta de ver qué movimientos hace Salvador Illa. Mientras, en Génova entran ya en página europea a la espera por ejemplo de un pronunciamiento de Bruselas sobre la ley de amnistía; la confianza es casi ciega para que la Comisión Europea o el TJUE pongan freno a la norma antes de que el propio Puigdemont (y no solo él) se vean beneficiados de ese paso.
En ese escenario, los sondeos favorecen a un PP que confía en que una victoria en las europeas suponga también un espaldarazo para Feijóo mientras que en el PSOE les sirve, parece, con aguantar el tipo y que el perfil de Sánchez, fuerte a nivel UE, haga el resto. Por eso cada lado hace apuestas bien diferentes con sus candidaturas. Los socialistas lanzan a la vicepresidenta Teresa Ribera como cabeza de lista: el objetivo es que logre una comisaría potente en la nueva Comisión Europea, quizá a cargo del Pacto Verde o de Energía. Los socialistas quieren hacerse fuertes en temas que serán de nuevo importantes en la próxima legislatura. Ribera es también una figura que sirve para, por un lado, que Sánchez premie a su propio Gobierno y que, a la vez, la campaña se centre en temas alejados del ruido.
El órdago de Génova es puramente político, con Dolors Montserrat repitiendo como número 1. La catalana volverá a ser una apuesta ideológica para que, desde la vicepresidencia del PPE, "defienda los intereses de España en el Parlamento Europeo", en palabras del propio Feijóo, que añade pocos cambios en su lista electoral porque, en realidad, ve con buenos ojos dar continuidad al trabajo realizado en el último lustro. Además, Montserrat ha sido la jefa de campaña de las catalanas, y el gran resultado de Alejandro Fernández también es un aval para ella. Volverá a la Eurocámara Esteban González Pons, una de las grandes bazas de Génova a nivel internacional y que tras un paso breve por el Congreso vuelve a unos pasillos en Bruselas y Estrasburgo que conoce como la palma de su mano.
¿Y los pactos? La reedición de la mayoría Von der Leyen (así se llamó porque impulsó a la alemana como presidenta de la Comisión Europea) parece la vía más lógica, pero puede darse el caso de que en un lado se encuentre S&D, Renew, los Verdes e incluso la Izquierda. Y en el otro el PPE junto a ECR y a ID, aunque la distancia de los populares con la derecha radical en la mayoría de los temas sigue siendo importante, pese al 'cortejo' en algunos asuntos y la puerta abierta de la propia Von der Leyen a ECR. Solo las urnas dirán que suma es la más firme. Tanto el PP como el PSOE tendrán mucho que decir en las nuevas fórmulas, sobre todo ahora que Von der Leyen ya no se cierra a pactar hacia su derecha (aunque solo sea con ECR). La política son números, pero también estados de ánimo, y ahora en Génova y Ferraz hay sobre todo sonrisas.
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