Mikael Ross, autor de 'Aprendiendo a caer': "Padres de niños con discapacidad intelectual me han dado las gracias por este libro"

MIKAEL ROSS, autor del cómic, 'Aprendiendo a caer', en su taller de Berlín.
MIKAEL ROSS, autor del cómic, 'Aprendiendo a caer', en su taller de Berlín.
Darjush Davar
MIKAEL ROSS, autor del cómic, 'Aprendiendo a caer', en su taller de Berlín.

Hace seis años, el dibujante Mikael Ross decidió un encargo que no esperaba: dar a conocer a través de una novela gráfica Neuerkerode, una especie de 'pueblo' situado en Sickte la baja Sajonia de Alemania que fue creado hace 150 años para atender a personas con discapacidad intelectual.

Aunque, las nuevas políticas proinclusión en Alemania han puesto en el punto de mira a este tipo de instituciones, en "Aprendiendo a caer", Mikael Ross prefirió centrarse en todo lo bueno que encontró allí, como una calurosa bienvenida y una libertad de la que, en su opinión, la mayoría de las personas con discapacidad intelectual no disfrutan en grandes ciudades como Berlín. Para reflejarlo, ha contado, basándose en otras narradas por los propios residentes, la historia de Noel, un joven que tiene que empezar una vida en Neuerkerode tras el terrible accidente de su madre.

'Aprendiendo a caer' ha tenido tanto éxito que ha recibido varios premios, ha sido traducida a varios idiomas y ya se está preparando la película. 

Hola Mikael, enhorabuena por ‘Aprendiendo de caer’. ¿Cómo se te ocurrió escribirlo?La verdad es que no lo decidí yo. Mi editor me pasó el contacto de una persona de este lugar, de Neuerkerode para hacer una visita, pero pensé que simplemente iría allí a hacer un taller. Allí me encontré con el director de Neuerkerode, que me dijo que estaba buscando un dibujante de comics para que hiciera un libro sobre el lugar. Yo no estaba muy seguro de poder hacerlo, pero todos mis amigos me dijeron que era una idea increíble, que tenía que hacerlo, así que lo hice. 

¿Cómo fue el proceso de documentación? Porque pasaste mucho tiempo en Neuerkerode…Sí, estuve allí primero durante cuatro días y después iba como cada tres o cuatro semanas durante un año. Me dejaron un piso al que podía ir cada vez que quisiera y pasé bastante tiempo allí. Al principio, mi idea era darle un enfoque periodístico, así que empecé a entrevistar a gente, pero enseguida descubrí que a la mayoría de la gente con discapacidad intelectual no puedes entrevistarla. No están interesados en que les preguntes cómo se sienten, por ejemplo, con su discapacidad, porque para ellos es como si le preguntas a alguien qué se siente al ser zurdo o diestro… Cambié el enfoque y lo que hice fue simplemente hablar con ellos, semana a semana, de manera regular… Empecé a conocerlos y empezaron a contarme sus historias, y con esas historias hicimos esta historia de ficción juntos.

Como la mayoría de la gente, no sabía mucho sobre la discapacidad intelectual antes de estar en Neuerkerode, y por eso tenía muchos prejuicios, una idea equivocada

El libro narra la historia de Noel, un adolescente con discapacidad intelectual que tiene que ir a vivir a Neuerkerode tras el accidente de su madre. ¿Qué sabías de este lugar antes de escribirlo? ¿Es un lugar conocido en Alemania?No, no lo es. Es conocido en la región, porque mucha gente trabaja ahí, es uno de los sitios que más empleo da en la zona, unas 800 personas, pero no es muy conocido en Alemania. Yo no había oído hablar de este lugar antes y tampoco había tenido mucho contacto con personas son discapacidad intelectual antes. Cuando era adolescente, trabajé con un chico que tenía discapacidad intelectual, ayudaba a sus padres a bañarlo y a meterlo en la cama…, pero eso era todo, por eso para mí ha sido como el descubrimiento de otra esfera social. 

O sea, que, aunque pequeña, ya había tenido relación con la discapacidad intelectual antes…
Sí, cuando tenía 14 años, y fue porque mi madre me dijo que ayudara a los vecinos con su hijo con discapacidad intelectual, porque el padre tenía problemas de espalda y no podía levantar a su hijo, así que yo les ayudaba, pero nada más. Además, mi abuelo era ciego y por eso conocía un poco el tema de la discapacidad, pero la discapacidad física es muy distinta de la intelectual, por eso para mí este proyecto ha sido una gran fuente de conocimiento sobre la discapacidad intelectual.
Sí, cuando tenía 14 años, y fue porque mi madre me dijo que ayudara a los vecinos con su hijo con discapacidad intelectual, porque el padre tenía problemas de espalda y no podía levantar a su hijo, así que yo les ayudaba, pero nada más. Además, mi abuelo era ciego y por eso conocía un poco el tema de la discapacidad, pero la discapacidad física es muy distinta de la intelectual, por eso para mí este proyecto ha sido una gran fuente de conocimiento sobre la discapacidad intelectual. 

¿Es Neuerkerode como imaginabas antes de ir?No, porque, como la mayoría de la gente, no sabía mucho sobre la discapacidad intelectual y por eso antes de ir tenía algunas reservas, una serie de prejuicios, que me llevaban a tener una idea equivocada. 
Lo que esperaba antes de ir era, básicamente, encontrarme con gente con problemas mentales, pero en cuento llegué me di cuenta de que la enfermedad mental y la discapacidad intelectual son cosas muy diferentes. Me di cuenta de que puedes tener discapacidad intelectual y estar completamente sano a nivel de salud mental y al revés. 

¿Qué es lo que más te sorprendió?Lo bien que te reciben. Cuando llegué, era un día lluvioso y me presentaron a 40 personas en cinco minutos, porque la gente es muy abierta, te da la mano muy rápido… Al cabo de una hora, estaba en la habitación de uno de ellos porque me dijo que quería enseñarme su piso y todas las cosas bonitas que coleccionaba. Después me cantó una canción de iglesia al piano… Fue muy bonito, creo que nunca me habían dado una bienvenida así en ningún sitio de Alemania. Desde el principio fue todo un aprendizaje, sobre todo sobre cómo comportarte con otras personas.

Los padres de niños con discapacidad se ven muy reflejados en la historia porque narra su mayor miedo: qué pasará con sus hijos cuando ya no estén

¿Qué feedback te ha llegado de la gente con discapacidad -o relacionada con la discapacidad- que ya ha leído 'Aprendiendo a caer'?Pues las reacciones son muy diferentes. He recibido muy poco feedback de personas con discapacidad intelectual porque la mayoría de ellos o no lee comics o no tiene acceso a ellos porque son muy caros, y también porque la gran mayoría de la gente que lee mis libros no tiene discapacidad intelectual. Y lo cierto es que no es un libro para personas con discapacidad intelectual, sino para gente que quiere saber más sobre la discapacidad intelectual.
De los que sí me ha llegado mucho más feedback es de padres con niños con discapacidad intelectual, que me han escrito o han asistido a ferias de libros. Lo que me comentaban muchos de ellos que es que se han visto muy reflejados en el libro porque uno de sus mayores miedos de estos padres es qué pasará con sus hijos cuando ya no estén, y en este libro precisamente se cuenta esa historia. 
Me contaban que este libro narraba su mayor pesadilla, así que, por un lado, me daban las gracias por contar esta historia, por reflejar su gran miedo y, por otro, me decían que tras leer el libro sentían que, quizás, si eso les pasara a ellos, todo podría ir bien. 

Mikael Ross firmando comics en Barcelona el pasado fin de semana.
Mikael Ross firmando comics en Barcelona el pasado fin de semana.
Cedida

¿Y de la gente que vive o trabaja en Neuerkerode?La gente que aparece en el libro se ha visto reflejada, y eso que he intentando cambiar los nombres, las caras… para que nadie pudiera identificarlas desde fuera, eso era muy importante para mí. La gente de dentro sí sabe quiénes son, claro, saben quién es quién, y se lo pasaban muy bien enseñándoselo unos a otros en las lecturas que hicimos allí. Lo recibieron muy bien, la verdad. 

¿No se enfadó ninguno?Solo uno, pero por un motivo 'técnico', no por la historia. Porque al principio de libro hay un mapa que es de los años 70, no está actualizado y tiene el nombre de una calle mal. Me dijo, '¿cómo has podido equivocarte así?'. Para él era importante. 

En la actualidad, existe un debate sobre la existencia de lugares como Neuerkerode, pues desde la ONU se recomienda optar por la inclusión, por la no ‘institucionalización’. ¿Qué opinas tú al respecto?Durante el proceso de hacer este libro, esta fue una pregunta que me molestaba mucho, porque la historia que yo estaba creando transcurría dentro de una de estas instituciones, y la historia que yo estaba contando es bastante positiva. Soy consciente de que en muchos casos este tipo de instituciones sí pueden tener un efecto negativo en la gente, pero, desde luego, no es lo que vi en Neuerkerode, así que entiendo que dependerá de cada institución. Y en Alemania lo que yo creo que está pasando es que muchos políticos abordan el tema de la inclusión simplemente cerrando instituciones, pero sin reemplazarlas por nada, sólo para ahorrar dinero.
En mi opinión, creo que no se pueden dar soluciones generales para todo el mundo, porque cada persona con discapacidad intelectual es diferente, y tiene diferentes capacidades y necesidades, y una persona puede ser muy infeliz si está en el lugar equivocado para él, ya sea en una institución como esta o en otro lugar más ‘inclusivo’. 
En Berlín, por ejemplo, quizás muchas de estas personas no pueden salir solas porque es peligroso, hay mucho tráfico y dependen siempre de sus cuidadores para salir, así que puede que sea más ‘inclusivo’ pero no es el mejor lugar para muchos de ellos. Hay que mirar cada caso particular, cada lugar… y no pensar solo en ahorrar dinero. 

Aprendiendo a caer ya ha sido traducida a varios idiomas, tiene muy buenas críticas y ahora está en proyecto su salto al cine. ¿Cómo va ese proyecto?Una directora de cine iraní, que también es actriz, Mania Akbari,
tiene una hermana con discapacidad intelectual, leyó el libro y dijo que quería que se hiciera una película. Ahora mismo está escribiendo el guion, y, si todo va bien y se encuentra financiación, se empezaría a rodar en 2026, así que tengo mucha curiosidad a ver qué sale de todo esto… 

No se pueden dar soluciones generales para todo el mundo. Cada persona con discapacidad intelectual es diferente y tiene diferentes capacidades y necesidades

¿Y cómo te la imaginas más como una película en imagen real, de animación…?Para mí es una experiencia tan nueva que no tengo ninguna idea… Confío en plenamente en Maryam Zaree, porque gusta de otros trabajos y porque estaría muerto de miedo si tuviera que tomar yo decisiones como elegir el casting. La ventaja de hacer comics es que es abstracto, son dibujos, no es fotográfico, y no tengo que decidir qué actor o actriz interpretará a este personaje con esta discapacidad, eso se lo dejo a Mania…

Aunque es cierto que, ahora que estoy viendo que el proyecto de la película va a salir adelante, he pensado en que muchas de las personas que retrato en el libro son actores que llevan 15 años trabajando en grupos de teatro y tienen experiencia en el escenario. Por ejemplo, el personaje de Valentin se parece mucho a la persona real en la que me basé y creo que, perfectamente, podría interpretarse a sí mismo en la película e incluso podría escribirse directamente este personaje para él. La semana pasada estuvo el equipo de la película en Neuerkerode por primera vez y espero que decidan rodar allí. 

Después del éxito de 'Aprendiendo a Caer', ¿tienes algún otro proyecto relacionado con la discapacidad?Pues ahora mismo me interesa mucho el tema de la salud mental, especialmente entre los adolescentes, porque creo que es un gran tema, sobre todo desde 2020, cuando entramos en una espiral y unas cifras de suicidios entre estos jóvenes que no habíamos visto antes. Aunque, por otro lado, siempre estoy pensando en hacer una segunda parte de ‘Aprendiendo a caer’, porque hay un tema que no pude abordar en la primera parte y que me gustaría tratar, que es qué ocurre cuando Noel quiere empezar a trabajar, porque lo cierto es que la inserción laboral de las personas con discapacidad intelectual es muy difícil. De momento, es una idea, veamos a ver qué pasa. 

Portada de 'Aprendiendo a Caer'.
Portada de 'Aprendiendo a Caer'.
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