Un príncipe rumano, Paul Lambrino, detenido por corrupción, blanqueo de dinero, tráfico de influencias y soborno

Princess Stephanie of Monaco; Stephane Bern, Princess Alexandra of Hanover attend the 35th Monte-Carlo International Circus Festiva on January 23, 2011 in Monte-Carlo, Monaco.
Paul Lambrino, a la derecha de Estefanía, en un festival de circo en Montecarlo, en 2011.
Pool Barson
Princess Stephanie of Monaco; Stephane Bern, Princess Alexandra of Hanover attend the 35th Monte-Carlo International Circus Festiva on January 23, 2011 in Monte-Carlo, Monaco.

El príncipe Paul Lambrino, nieto del rey rumano Carlos II, ha sido detenido por una buena cantidad de cargos: corrupción, blanqueo de dinero, tráfico de influencias y soborno.

Así lo publica Vanitatis, que sitúa al detenido en un árbol genealógico no exento de líos y conflictos familiares por la sucesión, en un país, Rumanía que tiene abolida la monarquía como forma de gobierno.

Así, Carlos II de Rumanía tuvo una vida de escándalos y desenfrenos que le llevó a renunciar al trono y dejarlo en manos de su único hijo legítimo, Miguel de Rumanía, primo a su vez de la reina Sofía

Los soldados de la guardia de honor portan el ataúd durante la ceremonia fúnebre del fallecido rey Miguel I de Rumania, celebrada frente al antiguo Palacio Real, en Bucarest.
Los soldados de la guardia de honor portan el ataúd durante la ceremonia fúnebre del fallecido rey Miguel I de Rumania, primo de la reina Sofía, celebrada en Bucarest.
EFE

El otro hijo, fruto de su primer matrimonio con Zizi Lambrino, que nunca fue reconocido como legal, fue Carlos Mircea Lambrino, que nació en 1919.

Ni él, Carlos Mircea, ni su hijo, Paul, fueron reconocidos por el rey Fernando, padre de Carlos II, como miembros de la Casa Real y, por tanto, herederos de títulos, bienes y derechos sucesorios. Pero Paul Lambrino no se resignó y reclamó sus derechos reales en los tribunales, que finalmente le dieron la razón en 2012, cuando el Tribunal Superior de Rumanía lo reconoció oficialmente como heredero de Carlos II.

Según la orden de detención, trabajó con un grupo criminal que buscaba restituir de forma ilegal las propiedades y bienes confiscados por el antiguo régimen comunista a la familia real, todo valorado en 145 millones de euros.

Unas actividades por las que fue condenado en 2020 a tres años de prisión. Pero cuando los agentes fueron a detenerlo, no estaba en su domicilio. Se emitió entonces una orden de arresto europea gracias a la que se le localizó en Francia, donde estuvo en prisión preventiva antes de salir en libertad bajo fianza. 

Defectos en el procedimiento impidieron que fuera extraditado a Rumanía, además de la defensa de su abogado, que insiste en que su detención es una "venganza de la familia real" por ser el legítimo heredero.

Finalmente, Paul Lambrino fue detenido de nuevo este fin de semana en Malta, durante una reunión con la Orden de los Caballeros de Malta. Está por ver aún si, como pide la justicia rumana, será devuelto a su país o se le juzgará en Francia, donde el acusado afirma que reside actualmente. Más curiosa aún fue la respuesta ante la jueza sobre su trabajo, sobre lo que afirmó no tener ninguno "por ser realeza".

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