Netflix estrena 'El caso Asunta': más de una década después, todavía queda una gran incógnita por resolver

Análisis del caso Asunta
Análisis del caso Asunta
Henar de Pedro
Análisis del caso Asunta

En realidad, la mayoría de asesinos no son psicópatas, ni monstruos, ni enfermos. Gran parte del mundo criminal está formado por personas normales que, en un momento dado, por alguna razón, descarrilan, se deshumanizan y se convierten en bestias. Los motivos que llevan a estas personas a volverse asesinos son los que faltan en esta historia.

Netflix estrena la serie El caso Asunta de la mano de Ramón Campos, conocido por Fariña y mucho más. Tras la docu-serie El caso Asunta: Operación Nenúfar, ahora la narración del mediático filicidio toma forma de ficción con las voces de Candela Peña y Tristán Ulloa. Más de una década después, el guion sigue sin quedar cerrado: falta entender por qué la mataron.

Nos remontamos al año 2013. Rosario Porto y Alfonso Basterra eran conocidos en Santiago por haber sido la primera pareja en adoptar una niña asiática. Asunta creció rodeada de amigos, tenía altas capacidades, tocaba el piano y era buena estudiante, pero sus proyecciones quedaron truncadas cuando dos viandantes se toparon con su cadáver en una cuneta. Tenía 12 años. Los padres, que habían denunciado su desaparición, se convirtieron en los principales sospechosos.

El móvil económico

La primera hipótesis que se barajó estaba relacionada con una supuesta herencia. Los padres de Rosario tenían una gran fortuna y fuentes de la familia sugirieron que el abuelo quería dejárselo todo a la niña. Alfonso, además, no disponía de dinero, y Rosario había dejado de trabajar. Esta teoría perdió fuerza al no constar la niña como heredera universal.

Tráiler de 'El caso Asunta', el nuevo 'true crime' de Netflix. (NETFLIX)

El secreto familiar

Una segunda línea de investigación se centró en las extrañas circunstancias en las que fallecieron los padres de Rosario. Los dos murieron entre 2011 y 2012 a distancia de pocos meses. Gozaban de buena salud y fallecieron, supuestamente, dormidos. Las especulaciones rodearon la posibilidad de que, otra vez por dinero, Rosario y Alfonso hubiesen acabado con la vida de estos para hacerse con la herencia, y que Asunta lo descubriera. Para evitar ser delatados, la habrían matado.

El móvil emocional

La pareja se había divorciado recientemente y ella había empezado una relación con un empresario. Rosario era una persona inestable, tal como refleja la propia sentencia, pasaba por episodios de depresión y había sido hospitalizada. La posibilidad de que Asunta se hubiera convertido en un motivo más de ansiedad, en un estorbo para su nueva vida y estabilidad emocional, podría haber sido la razón para matarla. La colaboración de Alfonso se justificaría por la unión entre ambos. Pese al divorcio, siempre se mantuvo cerca de Rosario, generando, incluso, conjeturas sobre el tipo de relación que mantenían, sin esclarecerse quién ejercía realmente el control entre los dos.

El asesinato

Asunta fue asesinada el 21 de septiembre de 2013. Según la autopsia murió drogada y asfixiada entre las 19:00 y las 20:00 de la tarde. Ese día, los padres y la pequeña comieron en la casa que Alfonso había alquilado cerca de la de Rosario. En esa comida le suministraron una dosis cercana a 27 pastillas de lorazepam. El análisis toxicológico reflejó que llevaban meses drogándola. Era Alfonso quien compraba los medicamentos. En el colegio lo habían notado, la niña a veces llegaba sedada. Una profesora contó ante el Tribunal que Asunta le había dicho que su madre le daba polvos “que sabían fatal”.

Esa tarde la video-vigilancia de una gasolinera mostró a la madre y a la hija en su coche, camino de otra vivienda que tenía Rosario a las afueras, en Teo, el lugar del crimen. Horas más tarde, la misma cámara de seguridad vuelve a mostrar a Rosario, aunque esta vez sola, regresando a su casa de Santiago, sobre las 21:30. Una hora después los padres denuncian la desaparición de su hija.

Mintieron. Alfonso dijo que no había salido de su casa ese día pero una testigo le vio con su hija por la calle. Rosario había dicho que se había ido sola a la vivienda de Teo, pero las cámaras lo desmintieron. Al lado del cuerpo de Asunta apareció una cuerda rojiza parecida a la que se encontraron en la inspección de la casa. La niña había sido drogada, asfixiada y atada. Sus coartadas quedaron desmentidas.

Pero las polémicas fueron varias. Unas fotos de Asunta que algunos tildaron de sugerentes, el porno asiático que consumía Alfonso, el selfie de este frente al féretro de su hija, y la conversación grabada cuando fueron detenidos: “tu mente calenturienta nos va a traer problemas”, dijo Rosario a Alfonso. Y añadió: “¿pudiste hacer eso?”.

El Tribunal Supremo confirmó la condena de 18 años de cárcel para los dos. Rosario constó como autora y, aunque no pudiera probarse la presencia de Alfonso en el lugar del crimen, se constató su participación como planificador y colaborador. Siempre negaron haber cometido el asesinato. Ni se culparon, ni se delataron. Rosario terminó ahorcándose en su celda en 2020. No eran psicópatas, tampoco enfermos mentales, pero algo desencadenó en ellos una infame maldad. El qué, nunca se sabrá.

Biografía

Carmen Corazzini estudió periodismo y Comunicación Audiovisual. Se especializó con un máster en 'Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias' y otro en 'Criminología, Victimología y Delincuencia'.

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