Silencio en Bruselas tras el anuncio sorpresa de Sánchez: una dimisión le podría meter en las quinielas para un 'top job' en la UE

Pedro Sánchez durante su intervención en Bruselas.
Pedro Sánchez durante su intervención en Bruselas.
EFE
Pedro Sánchez durante su intervención en Bruselas.

Propios y extraños, todos sorprendidos por el anuncio de Pedro Sánchez de tomarse una pausa para decidir si dimite o no después de las acusaciones de corrupción en torno a su esposa, Begoña Gómez. El tablero vuelve a agitarse en España y, de nuevo, ese órdago podría tener una vertiente europea muy clara. ¿Puede Sánchez optar a un cargo en la UE si dimite ahora y con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina? Sí. ¿Es complicado que lo consiga? También. Mucho. De momento, los socios europeos guardan silencio y esperan, sobre todo para ver si una salida del presidente del Gobierno le mete en la lista de futuribles para un top job en Bruselas. Por lo pronto, la Comisión Europea traslada a 20minutos que no tiene "ningún comentario" sobre la situación porque es "un asunto estrictamente interno" de España.

"La estrategia de la derecha y la extrema derecha es deshumanizar a sus oponentes a cualquier precio. El acoso, tanto personal como político, al presidente del Gobierno de España y su familia es intolerable. Las mentiras, las calumnias y los discursos de odio no tienen cabida en el debate democrático. No ganarán la batalla". Esa fue la reacción de S&D, la familia europea del PSOE, cuya líder es la también española Iratxe García. Más allá, solo el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, mostró su solidaridad con Sánchez. El resto, de momento, en calma.

¿Qué puertas tendría abiertas Sánchez en la UE? En principio solo una, y no sería sencilla: el Consejo Europeo. El presidente del Gobierno tiene buen cartel en Europa y el hecho de llegar a los meses de junio y julio sin estar en Moncloa le haría ganar enteros, pero no iría el primero en la carrera para reemplazar a Charles Michel. Es cierto que los socialdemócratas europeos van a reclamar ese puesto, que ya cedieron en 2019 en favor de los liberales, pero hay dos grandes favoritos: Antonio Costa y Mario Draghi. El primero, que salió del puesto de primer ministro portugués por un caso de corrupción que finalmente no le salpicaba, parece una opción segura para los progresistas. 

"Sánchez es joven, lleva ya tiempo como presidente, tiene experiencia y en la UE ha liderado debates muy importantes como el energético o el fondo de recuperación. Además siempre ha visto Bruselas como un salto importante", resumen fuentes consultadas por 20minutos, pero las más críticas, en cambio, se apoyan en que situaciones como la ley de amnistía, los pactos con los independentistas o el caso Koldo "le inhabilitan para un cargo" a nivel europeo. Otras fuentes añaden el factor político: con la derecha al alza en casi todas las elecciones la sartén por el mango la tiene el PPE y, además, el perfil de Sánchez no convence a gobiernos como el italiano, el húngaro o el polaco; este último no le ve con intención por ejemplo de poner el debate sobre la Defensa en primera fila. Tampoco se entiende, ni mucho menos, como una ventaja su frente para reconocer el Estado palestino casi de manera uniltaral.

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En esa competición también es un problema para Sánchez que Draghi estaría por delante en las quinielas, y el ex primer ministro italiano no tiene demasiados problemas para acumular los apoyos necesarios. Será quizá en septiembre cuando se despejen todas las dudas, aunque la cumbre del Consejo Europeo de junio pueda empezar a dibujar la foto final. A priori Mario Draghi solo tiene en contra que sería mantener en lo más alto a una figura asociada al pasado de la UE más que al presente y al futuro, pero su entrada le iría bien tanto a Giorgia Meloni como a países como Francia o Alemania, que 'compran' ese perfil transversal.

En la Comisión no hay opción alguna y juega en su contra además el peso geográfico a la hora de repartir los cargos. Ya hay dos españoles en puestos altos, como son Nadia Calviño en la presidencia del Banco Europeo de Inversiones y Luis de Guindos en la vicepresidencia del BCE. Con eso la presencia española en la primera línea está más que amortizada, teniendo en cuenta por otro lado que ya en esta legislatura el país ocupó el puesto de Alto Representante, con Josep Borrell. Así, para muchas voces parece incluso descartado que España pueda optar a un alto mando, quedándose como opción más probable una vicepresidencia potente en la Comisión para Teresa Ribera -siempre y cuando precisamente Sánchez siga al frente del Gobierno-.

Con todo, el Ejecutivo comunitario parece que seguirá en manos de Ursula von der Leyen, y en caso de que no sea así las alternativas son todas pertenecientes al PPE, que seguirá siendo la familia más votada. La presidenta del FMI, Kristalina Georgieva, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, el actual primer ministro croata, Andrej Plenkovic o su homólogo griego Kyriakos Mitsotakis aparecen como alternativas, pero en casi ningún caso Sánchez. De hecho, no lidera un socialista la Comisión desde Romano Prodi (1999-2004).

La OTAN es una vía cerrada para Sánchez. Salvo catástrofe será Mark Rutte quien reemplace a Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica y aunque el presidente del Gobierno estuvo en un primer momento en la lista, su nombre quedó descartado rápidamente al no contar con el apoyo de Estados Unidos y del Reino Unido, principalmente porque España no alcanza la inversión en Defensa del 2% del PIB y además tardará en hacerlo (tiene previsto alcanzarlo en 2029). Si dimite, podría tener algún camino hacia la UE, pero el que sea no estará exento de obstáculos... y de mucha negociación.

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