El Parlamento Europeo aprueba las nuevas reglas fiscales con críticas de los Verdes y la Izquierda: "La historia se repite"

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un discurso en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, el 15 de septiembre de 2021.
Imagen del pleno del Parlamento Europeo.
JULIEN WARNAND / EFE
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un discurso en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, el 15 de septiembre de 2021.

La Unión Europea dispondrá de las nuevas reglas fiscales, pero estas no gustan a todos. El Parlamento Europeo ha aprobado este martes la reforma en el pleno de Estrasburgo, con 360 votos a favor y 160 en contra, pero con dos bandos muy claros. En un lado han estado los populares, los socialistas y los liberales, conformes con los cambios (que se han negociado intensamente durante toda la legislatura) y en el otro los Verdes y la Izquierda, que han llenado de críticas los pasos dados, provocando un pequeño choque durante la sesión, que es además la última de la legislatura. También la derecha radical se ha posicionado en contra de la reforma, pero la 'coalición' centrista ha salvado esta bola de partido para la UE.

El nuevo marco fiscal europeo se ha diseñado con la idea de hacerlo más sencillo y personalizado, pero manteniendo los límites máximos permitidos de deuda (60% sobre el PIB) y de déficit (3% sobre PIB). Dos referencias que a menudo han sido criticadas por su arbitrariedad. Los Estados miembros que superen esos niveles deberán acometer ajustes para cuadrar las cuentas. Sin embargo, a diferencia de la legislación anterior, en esta ocasión se tendrá en cuenta la situación específica de cada país para diseñar la senda de ajuste.

El texto, además, introduce valores numéricos mínimos que definen en cuánto debe reducir cada año un Estado miembro su deuda excesiva y cuánto puede rebasar la planificación de gastos. Para los países con ratios de deuda sobre PIB entre el 60% y el 90%, este ratio debe reducirse al menos un 0,5% cada año de media durante el periodo proyectado (el periodo de tiempo en el que tiene lugar el ajuste fiscal más 10 años), o un 1% para los países con ratios de deuda sobre PIB superiores al 90%. La propuesta de la Comisión sólo estipula que este ratio debe ser inferior al final del periodo que al principio. En años de crecimiento positivo del PIB, el texto de la comisión también establece una desviación máxima permitida del 1% del PIB respecto a la senda de gasto neto.

En el debate se vieron precisamente los dos bandos. "Esta reforma es tanto un nuevo comienzo como una vuelta a la responsabilidad fiscal. Las antiguas normas fiscales tenían muchos puntos débiles y lagunas y adolecían de una aplicación casi inexistente", explicó Markus Ferber, portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios del PPE, para quien el nuevo marco "constituye una base sólida para la Unión Económica y Monetaria de la UE".  El eurodiputado tiene claro que "las normas serán más sencillas y predecibles en el futuro", en una línea algo parecida a la seguida por los socialdemócratas. 

"Lo más importante es que hemos asegurado una fuerte impronta social en las nuevas normas, especialmente con una nueva herramienta histórica para supervisar el progreso y los riesgos sociales. Hemos salvaguardado las prioridades sociales y climáticas que los partidos de derechas pretendían eliminar, lo que ha dado lugar a inversiones más sostenibles e inclusivas", resumió Margarida Marques, otra de las ponentes, que en cambio reconoce que ellos quieren "más avances" pero el resultado viene de una negociación muy larga. Los conservadores primaron la estabilidad económica mientras que en el lado socialista el mensaje estuvo más enfocado a la vertiente social.

Las nuevas reglas fiscales impondrán una camisa de fuerza a los estados de la UE

Las voces más duras fueron las de los Verdes y del grupo de la Izquierda. "Las nuevas reglas fiscales impondrán una camisa de fuerza a los estados de la UE y privarán a los gobiernos de los recursos necesarios para garantizar una economía próspera, servicios sociales y acción climática", sostuvo Philip Lamberts. El ecologista además afeó de manera muy rotunda la posición tanto del PPE como de S&D. "Esta obsesión por la reducción de la deuda conducirá inevitablemente a un retorno de la austeridad", concluyó. Compartió su opinión de hecho la líder de la Izquierda, Manon Aubry. "La nueva versión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento impondrá restricciones muy estrictas a las finanzas públicas de los Estados. Como después de la crisis financiera de 2008. La historia se repite y pagaremos el precio", expuso la dirigente francesa.

Entre los eurodiputados españoles, Jonás Fernández (PSOE) apuntó que esta reforma de las reglas fiscales "permitirá una reducción suave de la deuda acorde con la situación de cada país" y ve como "una gran noticia" el amplio consenso "para rechazar las normas que obligaron al austericidio tras la crisis financiera".

En septiembre del año 2020 el golpe de la Covid todavía tenía noqueada la economía europea. Era el primer asalto de una batalla que tardó en ganarse, y fue entonces cuando las reglas fiscales quedaron suspendidas: era uno de los pasos dados para acabar con las políticas de austeridad adoptadas durante la recesión del 2008, y acompañaba otros como la aprobación de los fondos de recuperación o la compra común de vacunas para hacer frente a la pandemia.

Era el momento perfecto para empezar a hablar de reforma. Los años que siguieron a lo más duro de la pandemia estuvieron marcados por un shock económico casi sin precedentes, que no terminó de superarse cuando ya tuvo su continuación con la invasión rusa de Ucrania. Eso agitó el panorama, pero también dio más tiempo para preparar la reforma de la gobernanza económica. Ahora se ha dado el que quizá sea el último paso.

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